La
señora Rosario, (Rosarito para sus curruños o amistades más cercanas)
pausadamente se dirigió al zaguán de su casa de puertas abiertas de par
en par y sostenidas por dos enormes caparazones de lo que en vida fueron
dos tortugas, morrocoyes o terecayas. Allí, a la entrada de su modesta
vivienda pueblera la aguardada el señor Sixto, el viejo empleado del
correo, quien sonriendo le hizo entrega de una correspondencia.
––Ej una calta de su hija Matilde.
––Graciaj
don Sijto–– respondió la señora Rosario y rebosante de alegría corrió a
su cuarto, no para leer aquella carta que le remitía su hija desde
Caracas adonde se había ido a vivir con una de sus tías con el fin de
comenzar sus estudios de bachillerato, por cuanto en su pueblo aún no
había llegado la educación secundaria, sino a ponerse sus mejores galas y
dirigirse a casa de su vecina de mayor confianza, la señora Micaela, a
quien todos conocían como “La Maestra” porque en sus años mozos había
enseñado a leer y a escribir a más de un muchacho del pueblo incluyendo a
su hija Matilde, para que le hiciera el favor de leérsela, debido a
que no conocía en el abecedario más que la “O”, que siempre asociaba con
una arepa, un caruto o una tapara por lo redondito que eran, y porque
no había en ese momento nadie más en la casa.
Y así
pues, bien engalanada y emperifollada, cubriéndose la cabeza con un
pañuelo amarillo, pero dejando al descubierto su larga y despeinada
cabellera que le caía por la espalda, vistiendo un traje rojo de tul y
tafetán con algunos zurcidos “invisibles” hechos con hilo negro que
parecían heridas recién suturadas, un fondo verde que sobresalía unos
ocho centímetros por debajo del vestido, un suéter azul, zapatos “U.S.
Keds” morados, de Otilia, otra de sus hijas, y fumándose un cigarrillo
Sport con la candela p’adentro, presurosa y más contenta que’l carajo
se dirigió a la casa de su amiga no sin antes detenerse en la pulpería
“La Económica” de la señora María, otra amiga suya donde luego de
conversar por algunos minutos con ella y con su hijo Rafaelito compró un
sobre de avión. La señora Rosario recientemente había cumplido sus 56
años pero aún así, de vez en cuando como una adolescente daba
prodigiosos saltos por sobre algunos charcos de agua que había dejado
como recuerdo de su paso el chubasco del día anterior. Observándosele de
lejos parecía un arco iris, aunque con dos colores menos, o una enorme
mariposa de multicolores alas revoloteando por sobre aquellos charcos.
––Buen día misia Micaela, ¿cómo ejtá ujté?–– dijo una vez llegó a la casa.
––Caranba
Rosarito ¿qué la trae por aquí tan elegante y tan apurá, no me diga que
va a sacá la cédula, o que pelió otra vej con el monigote de Pedro, ese
marío suyo que lo único que jace ej dale mala vida y ejtá to el santo
día bebiendo ron y jugando galloj?.
––No misia
Micaela, ninguna célula. Y sí ej Pedro, se ejtá poltando bien, tiene
díaj que no se jecha un palo e ron, y como loj galloj que tenía se loj
mataron en laj fiejtaj del mej pasao, anda de lo máj tranquilo, ya no
pelea con nadien... bueno y tanbién, ujte sabe, dejde que mijo mayol le
llamó la tención, y yo, figúrese, de lo máj felíj.
––¿Entoncej
a que debo su visita?, polque ca vej que ujté viene a mi casa ej pa
quejase de la mala vida que le da el bicho ese. De la que me salvé
yo caracha, polque como ujte bien sabe, el muy muélgano antej de
conocela y metese a viví con ujté quería ique, enrochelase conmigo. Pero
menoj mal que le jice caso a mi papá y de mi mamá, y le dije que se
juera bien lejos, que pa borrachoj ejtaban mij helmanoj, mij primoj,
mij tíoj y mij cuñaoj.
––Ay misia Micaela, pol
favol, no hablemoj de esaj cosaj, eso pasó jace mucho tienpo, no vale la
pena. He venío pa que usté me jaga el favol de leeme una calta que me
mandó Matildita dejde Caracaj, polque como ujté sabe... yo no pude
aprendé a leé ni a ejcribí nunca.
––¿De Matildita Rosarito? ¿Y cómo ejtá ella? ¿Cómo le ejtá yendo por allá?.
––Bueno yo supongo que le debe ejtá yendo bien, de toj modoj en la calta me lo debe de decí, ojalá que to sean buenaj noticiaj.
––Ah
bueno, si ej así, vamoj a leesela puej, agarre una silleta y tráigasela
pa acá, pa la mesa. ¿Dónde ejtá la epijtola de la Matildita?.
––No, misia Micaela, no ej ninguna pijtola, ej una calta.
––Pol
Dioj Rosarito ¿donde ha aprendío ujté tanta ilnorancia?. Que pijtola ni
que pijtola, he dicho epíjtola que ej lo mijmo que calta, y eso quiere
decí que epíjtola y calta silnifican la mijma cuejtión. Y eso se llama
simónimo, Rosarito, simónimo.
––Ah bueno, si ujte lo dice... ––respondió la señora Rosario, haciéndole entrega a su amiga Micaela de la carta de su hija.
Y
así pues, sentadas una frente a otra, la señora Micaela abrió aquella
carta que estaba escrita en los siguientes términos, y comenzó por leer:
“Señora Rosario Blanco de Travieso, calle Cultura, cruse con calle Las Siencias, No. 18-03, Elorza, Estado Apure.
“Mire mamá, le escribo desiando se encuentre bien en unión de mi papá y de todos mis hermanos y mis hermanas.
Mire mamá, no le avía podido escrivir por que estava muy hocupada estudiando para un exsámen de Moral y Cíbica.
Mire
mamá, tan bien le escrivo para desirle que estoy trabajando en una
tienda de sapatos que queda en la esquina de Tranposos en la venida
Universidá, lo que hago es pararme en la puerta y decir a la orde a la
orde pase adelante todo barato a todas las personas que pasan por la
cera, pero no gano mucho, por eso no le mando los riales que nesesita
para que se mande haser la plancha, pero en diciembre cuando paguen los
aguinaldo se los mando y tan bien una televición para que mi papá y mis
hermanos vean la lucha livre, y el boxceo que pasan por la canal 2, y
para que usted y mis hermanas vean unas nobelas muy bonitas, y el
programa sávado censasional que pasan a los sabados por la canal 4 y
tan bien los programas de Cristina y de Laura que son muy intructivos,
culturales y educatibos.
Mire mamá, como se está
portando mi papá, yo lo quiero mucho pero debe de dejar el ron y los
gallos, por que es un mal egenplo para mis hermanos, digaselo mamá,
dígaselo, alguien tiene que desiselo, que deje la vebedera de ron y la
judadera de gallos.
Mire mamá ¿cómo están las gallinas
y los pollos? me escrive y me manda a desir si tigra parió y cuantos
perritos estubo, y si puede me manda uno, por que el que teníamos lo
envenenó la Sanidá.
Mire mamá, el sábado pasado conocí
el solójico de Cuaricuao, había muchos animales y unos caballos con
rallas negras y blancas y unos pollos grandototes que llaman avestrú, y
comimos perro caliente, hay le mando un retrato para que lo guarde de
recuerdo que nos sacamos yo y mi tía con un sombrero mejicano en la
cabesa que nos puso el fotógrafo encaramadas en un caballito de madera,
nos fuimos en el metro que es bien bonito.
Mire mamá,
mi prima María pelió con mi tía que la regañó por que tenía quince dias
llegando a la casa a las cuatro de la madrugada y se mudó para la casa
de su novio en Altimano.
Mire mamá, por aquí estubo
el señor Gustabo, el papá de Clotilde, se puso hablar con mi tía
diciéndole que estaba muy felís por que su hija abía comensado a
estudiar en la U.C.V. El señor Gustabo va a viajar para allá la semana
prócsima que viene y yo le dige que me sacara permiso con usted y con mi
papá para que me lleve a su casa para alludarme a estudiar a ver si yo
tanbién pudiera ingresar a una universidad. A mí me gustaría que fuera
no en la U.C.V. sino en otra que llaman Universidad Central de Venezuela
por que quiero superarme y no ser una sinple vendedora de sapatos.
Mire
mamá, mi tía le manda desir que le diga a mi papá que le diga a la
señora Juana que le diga a su esposo que no se le baye a olvidar las
panelas y la carne de morrocoy y de chiguire que le prometió para la
semana santa.
Mire mamá mis hermanos y mis hermanas se deben de está portando bien por que siempre han sido ovedientes y buenos muchachos.
Mire
mamá en el liceo adonde estoy estudiando ay un muchacho bello que se
llama Ronal Grabiel que me pidió un beso por que dijo que ique estava
enamorado de mi, pero yo le dije que no, por que él estuvo amores con
una de mis compañeras que se llama Maricela que salió enbarasada y
él no se hocupa de su hijo, a demás le gusta mucho la rochela, la
guachafita, las fiestas y el ron como a mi papá, y se pone unos
sarsillos en las orejas.
Mire mamá ayer huvo una
manifectasion de gente por el silencio y llegó la policía y les calló a
rolasos a todos, y les tiro bonbas que hacian llorar a todo el mundo,
estuvimos que serrar la tienda por que la ivan a saquiar pero menos mal
que no pasó nada.
Mire mamá, como yo no gano mucho, y
nesecito comprar un libro que se llama Boves el uruguayo, dígale a mi
papá que si puede venda un cochino y me mande algunos riales, por que
me gustaría comprarme unos blullín, y unas blumas como las que usan las
artistas de la televición, por que las que tengo se parecen a los
calsonsillos de mi papá, toda remendadas y viejas y ese tipo de blumas
no las usa en Caracas ninguna muchacha.. Y a misia Micaela, como le
gusta mucho leer le mandaré unos libros con el señor Gustabo son libros
de un señor que se llama Julio Viernes.
Mire mamá,
algunos compañeros del liceo van hacer una escurción para la playa, pero
yo no voy a ir no me gusta la playa, yo prefiero un río o un poso, el
mar es peligroso, los que se aogan ahí los bomberos los sacan muertos
con la barriga abonvada.
Mire mamá ¿cómo está
Rafaelito, el hijo de la señora María, la de la pulpería de la esquina?
él siempre me regalaba un pedaso de papelón o un besito de coco cada ves
que yo iba a comprar una torta de casabe, él como que estava enamorado
de mi pero nunca me dijo nada, como que es muy cochino para esas cosas.
Mire
mamá, estoy estudiando mucho por que quiero concursar en un concurso
donde asen muchas preguntas que se llama quien quiere ser millonario que
pasan a los domingos a las nueve de la noche por la Canal 10 con el
señor Eulalio Láre, ahí se puede ganar uno miles de bolivares y va gente
que sabe mucho de cultura, llamé por teléfono y me preguntaron varias
preguntas, la primera que dónde habían matado al Mariscal Sucre, y
respondí que en la selva de Marruecos, en Colonbia, la segunda que quién
conpuso la letra del higno nacional y contesté que el Carrao de
Palmarito, la tercera que quién había escrito Doña Bárbara y dige que
Rómulo Bentancur y la cuarta que quien había pintado la Maja Desnuda, y
respondi que Almando Reberón. Estoy esperando que me llamen para ver
cuando voy a participar. Yo me conformaría con ganarme cien mil para
comprarme una con putadora, que es como una televición que trae una
plancha con un pocote de letras y de números, y un ratón pero que es
para escrivir, dibujar y jugar.
Mire mamá, la semana
pasada que pasó unos malandros con pistolas se metieron en el barrio y
comensaron a hechar tiros y mataron aun muchacho que le decían Cheché
que era el hijo de una señora que se llama Josefina que es muy amiga de
mi tía, yo y mi tía tuvimos en el belorio y le resamos varios resos,
después fuimos al entierro que tubo bien bonito con muchas coronas y
todo, mi tía dise que por aquí es muy peligroso vivir y que si pudiera
se mudaría para otro barrio, yo le dije que si boy para el concurso
quien quiere ser millonario y me gano unos millones le enprestaría rial
para que se conpre un apartamento en un edificio que llaman bloque, pero
a ella como que no le gustan los apartamentos, ella prefiere una casa
con corral, bastantes matas, una jaula con pájaros turupiales, gallinas,
pollos, loros, un perro y un gato.
Mire mamá, no le
sigo escriviendo por que son las nueve de la noche y tengo que pararme
ten prano para estudiar por que la semana que viene tengo un exsámen de
lengua, pero eso no me priocupa la profesora dise que yo soy muy
intelijente y que tengo mucho por venir, la proccima ves le escriviré un
poco más la bendisión a usted y a mi papá y un beso para todos mis
hermanos y mis hermanas, y me saluda a Rafaelito.
PD.
Mire mamá, en agosto vamos a ir yo y mi tía para llá a pasar unos días, y
aver como están mis amigas que tengo tienpo que no las veo. Perdone los
herrores asta luego .
Firma, Matilde Travieso
Blanco. Calle el Sementerio, Segundo Plan, escalera El Porfiao , barrio
La Matansa, No. 97-2, Parroquia La Vega. Caracas”.
De
esta manera concluyó la carta que Matilde le había enviado a su madre, y
esta, con la alegría reflejada en su rostro consultó a su amiga
Micaela.
––¿Qué le pareció misia Micaela, la calta de la muchacha?.
––De
lo máj linda, tan buena y tan priocupá pol su familia que ej esa
muchacha suya, Dioj la gualde. Y tan modejtica que ique, diciendo que le
peldone loj errorej, no faltaba máj, pa mi que tiene una oltografía
bellísima. Pero lo que no me gujta y ejtoy segura de que a ujté tampoco
le va a gujtá, ej eso de que le van a hacé un examen de la lengua y de
queré comprase eso que llaman conputadora que ique parece una televisión
con una plancha y un ratón, esoj animalitoj son muy ajquerosoj y
trajmiten muchaj enfelmedadej.
––Lo de la lengua debe
se que se le enfelmó comiendo mango velde con sal, polque dejde chiquita
ha tenío esa mala cojtunbre, y lo de la bicha esa, la conpotadura...
––Conputadora, Rosarito, conputadora.
––Bueno,
ella sabrá misia Micaela, y muchaj graciaj, y yo no quisiera abusá de
su tienpo, pero me gujtaría que le rejpondiera de palte mía. ¿Le
parece?.
––No faltaba máj Rosarito, déjeme bujcá lápij y papel.
Se
levantó la señora Micaela y se dirigió a su habitación de donde regresó
dos minutos después portando en sus manos un tronquito de lápiz y dos
hojas de papel que había desprendido del cuaderno de uno de sus hijos. Y
de nuevo, sentadas en torno a la mesa le dijo a su amiga:
––Bueno Rosarito, ¿Que le va ujté a mandá a decí a la Matildita?.
––Ah
bueno, dígale primero que cualquiel otra cosa que por aquí todoj
ejtamoj un poco regulal con el favol de Dioj, y bueno ujté sabe, si
quiere me va preguntando y yo le voy diciendo.
Dicho
esto, comenzó la señora Micaela, quien de vez en cuando padecía de unos
achaques culturales que ni ella misma entendía, a redactar en nombre de
su amiga Rosarito, la correspondiente respuesta a la carta de su hija
Matilde. Y con una hermosa y legible caligrafía muy propia de
escribiente o secretaria de Jefatura Civil en tiempos del General
Gómez, escribió:
“Señorita
Matilde Travieso Blanco. Callejón el Sementerio, Segundo Plan, escalera
El Porfiao, barrio La Matansa, No. 97-2, La Vega. Caracas.
Querida
Matilde, la precente es para desirte que con mucha alegría resibí tu
carta en la que me dises todo lo que estás aciendo por allá por Caracas.
Mira Matilde espero que te encuentres bien en unión
de mi hermana y de su esposo Nicolas, por aquí todos por estamos un poco
regular con el favor de Dios. Y me siento muy felis por que estás
estudiando mucho como debe de ser, por que como lo dijo El libertador:
“Un hombre sin estudios es un ser in completo” .
––Párese
hay misia Micaela, párese hay–– interrumpió la señora Rosario––
Matildita no ej un honbre, ej una mujé. ¿Entoncej pol qué ujté le manda a
decí eso?. Peldóneme pero yo no entiendo.
––Ay Rosarito, cuando Bolíval dijo eso se refería a to el mundo, a la mujé henbra, y al honbre macho. Tese tranquila pol favol.
––Aaaaah,
bueno entoncej siga ejcribiendo puej, y peldóneme otra vej, lo que pasa
ej que yo no tengo esa curtura suya tan bonita que tiene ujté.
Mira
Matilde ––continuó la señora Micaela–– estoy muy felís por que tu papá
parece que ya se le olbidó el ron y los gallos, y ya no pelea con migo
desde que le mataron esos bichos en las fiestas del mes pasao, pero
principalmente desde que Pedro, tu hermano mayor le llamó la tención, y
le boy a dar el encargo que le mandas a desir que venda un cochino para
que te mande los riales para que te conpres todo eso que nesecitas.
––Dígale
algo de suj helmanoj y de suj helmanaj misia Micaela, de loj animalej y
de “Tigra” que parió seij perroj la semana pasá–– interrumpió de nuevo
Rosarito.
Aquella tomó en cuenta la observación y continuó escribiendo.
Mira
Matilde, todos tus hermanos están vien. Las gallinas ponen todos los
días y los pollos están cada ves más gordos, tigra parió cinco perros y
le regalamos uno a misia Petra que quedó en cantada, si puedo les mando
uno por la línia Espresos de los Llanos para que no estén tan flijidas
por el que les envenenó la sanidá.
––¿Y lo de la univelsidá y del pelmiso Rosarito, que le va a mandá a decí? –– se interrumpió ahora la señora Micaela.
––Bueno,
dígale que voy a consultá con Pedro polque él ej el honbre de la casa, y
que tenga mucho cuidao con ese muchacho, Ronal Grabiel, que se cuide,
que se cuide y que tenga mucho fundamento, y que no se le jocurra dale
un beso, polque esoj muchachoj de Caracaj son unoj pájaroj bravoj,
primero piden un beso, y dejpuej... bueno ujté sabe, que tenga mucho
fundamento, que se divielta sanamente, que mucho cuidao con una barriga y
que se vea en el ejpejo de su prima María.
Todo
aquello y mucho más, según le iba diciendo Rosarito, escribió la señora
Micaela. Pero como eran casi las 11:30, esta le dijo a su amiga:
––Mire
Rosarito ¿no cree ujté que ej mejol que yo le ejcriba a mi modo, y si
ujte ve que algo no le suena bien lo corregimoj dejpuéj?. ¿No le parece?
Polque loj muchachoj deben ejtá pol llegá del colegio mueltoj de
hanbre.
––Ej lo mejol misia Micaela, polque yo tanbién
tengo que prepará almuelzo pa Pedro que debe de vení cansao del
conuco, y pa to esa chorrera e muchachoj que tanbién deben ejtá pol
llegá del colegio. Ah, pero antej dígale algo máj de suj helmanoj, y lo
del asunto aquel del dolor de muela, ujté sabe.
Y ahora con mayor libertad y sin interrupciones continuó la señora Micaela.
Mira
Matilde, a Petrica la volvieron a quebrar y se quedó otra ves en cuarto
grado, pero Chuchito pasó para tercero con dies, él es muy inteligente
y muy sabío asta está aprendiendo hablar hinglés que le está enseñando
tu hermano Antonio. Chuchito se aprendió algunas palabras y se la pasa
repitiéndolas todos los días, ique estrai juan, estrai tu, estrai tri,
choreejtó, flay, rai fil, yo creo que tiene facultá para estudiar
hinglés, y no te priocupes por la televición por que con presenciá las
peleas de todos los domingos a las puertas de los botiquines nos basta
y nos zobra, yo me conformo con seguir ollendo las nobelas por el
radio.
Mira Matilde, la señora Micaela está muy con
tenta por los libros que le vas a mandar y me dise que tiene algunos
libros de ese señor Julio Viernes, otros de García Márquez, y dos de su
conpadre Pedro Rangel que se los regaló el mes pasado.
Mira
Matilde, yo sabía que ivas a pasar en los ecxámenes porque tú eres muy
in teligente, deseo que sigas estudiando y algún día entres a una
universidad para ver si nos sacas de éste pueblo donde lo único que hay
es perros, vacas, cochinos, toros, flojos y borrachos, y estoy rogándole
a Dios para que te yamen del programa del señor Eulalio Láre, para ver
si te ganas unos miles de bolívares que tanta farta nos acen, porque lo
que gana tu hermano Antonio vendiendo pocicles en la plaza, y tu papá
con lo que saca del conuco es muy poco.
Mira Matilde,
aunque no la conosco, dámele el sentido pésame a la amiga de mi hermana
por la censible muerte del fallecimiento de su hijo Cheché, y te
aconcejo que no llegues tarde a la casa, y cuando escuches esos tiroteos
apaga las luses y acuéstate en el suelo, más vale aprevenir que
lamentar, eso mismo dijo Bolívar.
Mira Matilde, si te
llegas a comprar la cosa esa que se llama con putadora, te recomiendo
que cambies el ratón que tú dises que trae, por otro animalito más
linpio, como un perro, un gato, un arrendajo o unas terecayas, por que
los ratones viven en las cluacas y te puede pegar sus infexciones y te
puedes en fermar.
Mira matilde, la semana pasada tuve
que ir al dispensario por que me dolía una muela y el doctor me dijo
que era la del juisio, osea la cordial la que tenía picada, pero como me
dolía mucho le dije que me la sacara, y ya no me duele nada.
Mira
Matilde, no te digo más nada por que ya son las once y media y yo y la
señora Micaela tenemos otras cosas que aser, se despite de ti tu mamá
que te quiere, te recuerda mucho y que te manda la bendición.
P.D.
Mira Matilde, tu papa, tus hermanos y tus hermanas te mandan saludos y
un beso, y tanbién te saluda Rafaelito que sienpre se recuerda de ti y
te hecha de meno, ami se me pone que ese muchacho tiene buenas
intenciones con tigo. Firma, Rosario Blanco de Travieso, Prolongasión
calle Cultura, cruse con calle Las Ciencias, No. 18-03, Elorza, Estado
Apure”.
Con esto la señora Micaela dio por concluida aquella carta, y preguntó:
––¿Bueno Rosarito que le pareció, hay algo que no le haiga gujtao?.
––No,
misia Micaela, muchaj graciaj, me parece de lo mejol. Yo no se que
sería de mí sin la ayuda suya de ujté. Ujté sí que sabe caracha Dioj la
gualde. Y cualquiel día, cuando tenga un lugalcito me voy a proponé a
vení pa que ujté me vaye enseñando laj letraj y loj númeroj pa no tené
que
molejtala ni a ujté ni a nadien ca vej que recibo
calta de Matildita, polque ujté sabe, ca día que pasa me siento muy
avelgonzá pol no habé aprendío a
leé ni a ejcribí.
Pero toita la culpa la tuvo mi pae, polque en vej de metenoj a todoj loj
helmanoj en la ejcuela cuando ejtabamoj pequeñoj, el muy maluco lo
único que jacía era paranoj todoj loj diaj a las cinco e la mañana pa
que lo ayudaramoj a senbrá platanoj, topochoj, yuca, máij y frijolej en
el conuco que tenía como a media legua de la casa, dejpuéj cogé pa la
laguna o pal río a pejca bagrej y guabinaj polque le encantaba comeseloj
con casabe, y pol la talde, montaoj en trej burroj metenoj por esoj
montej ique a cazá venaoj, cochinoj de monte o guacharacaj.
––Bueno
Rosarito no se priocupe, no faltaba máj, total, no habé aprendío a leé
ni a ejcribí aunque haiga sío pol culpa de su papá no ej como pa sentise
avelgonzá, polque ujté sabe, muchoj honbrej del pasao que jueron ique
grandej señoronej, no eran sino una paltía de ilnorantej que no sabían
naíta Rosarito, naíta. Y sí no, fíjese en lo que le pasó a un tal Julio
Césal, que ique jue jefe civil o comisario de la palte que llamaban la
Roma, que era una ciudá antigüisima, y que tenía mucho podel y mucha
plata que muy bien le jueran selvío pa ejtudía en una univelsidá, y que
tuvo su rochela con una moza muy bonita y helmosa ella, que era reina, y
que llamaban Cliopatria. Poray tengo el libro donde hablan de eso, y
si con el favol de Dioj y con el mío ujté aprende a lee y a ejcribí yo
pudiera enprejtaselo pa que lo lea y tenga cultura.
––Ojalá
que así sea Misia Micaela, ojala que así sea. ¿Pero que le pasó a ese
jefe civil o comisario de esa ciudá antigüisima, ujté que ej tan sabía y
que ha leío tanto misia Micaela?.
––Guá, que el
señorón ese, millonario, y con to loj poderej del mundo, jue apuñaliao
en el pecho na máj y na menoj que pol bruto, Rosarito, pol bruto.
––Ay
Misia Micaela Dioj me salve el lugal–– dijo la señora Rosario
llevándose las manos al pecho, levantando la vista al cielo y haciendo
la señal de la cruz.
––Pero la cosa no telminó hay, pa dejgracia de la muchacha, la Cliopatria.
––¿Qué le pasó a la pobre muchacha misia Micaela?.
––Guá,
que a la pobrecita se le jocurrió ise pal monte, bujcó una culebra bien
venenosa, una bicha maj peligrosa que una cajcabel y se jizo picá al
propósito por ella cuando le llegó el recao de que su marío, un individo
llamado Malcuantonio, que era un gran soldao, se había matao y suicidao
cuando jue derrotao en una batalla.
––¿En la de Carabobo misia Micaela, ande pelió el General Bolíval y ande mataron al individo aquel que llamaban Negro Primero?.
––Ay pol Dioj Rosarito no sea tan ilnorante, no jue en Carabobo, jue en la batalla de Pichincha.
––Ay
misia Micaela, ujté si que es facurta caray, ujté siempre me deja
asombrá con su sabel, otra vej que Dioj la gualde y la favorejca..
––Bueno,
váyese tranquila, y si se propone a aprendé a lee y a ejcribí, cónprese
un poltafolioj y tráigase un lápij, unoj creyonej, un sacapuntaj, una
borra, una regla, un conpáj, un cuadelno de una línia, otro de doj y uno
de dibujo forraoj en papel velde y papel celofán con su nonbre en una
etiqueta blanca, una caltilla, el libro Mantilla y pol supuejto la
merienda, y quien quita que dejpuéj, en vej de Matildita sea ujté quien
vaye pal programa ese del señor Eulalio Láre y se gane esa rialá, quien
quita Rosarito, quien quita.
––¿Y el unifolme misia Micaela, cómo sería y de que colol?.
––Que unifolme del carrizo Rosarito, ujté ejtá muy mayol pa ponese esoj futraquej, véngase así mijmo como ejtá vejtía.
––Bueno ejtá bien. Hajta luego puej misia Micaela y graciaj pol todo.
––Hajta luego Rosarito, váyese tranquila, hajta luego.
Concluyó
aquella visita, y luego de haber puesto la carta en el correo,
rebosante de contento, y con el consuelo de las últimas palabras de su
amiga Micaela, corrió la señora Rosario a su casa a preparar el
almuerzo, a oír la novela y también a lavar los zapatos “U.S.Keds” de su
hija Otilia, que se empaparon de agua y se cubrieron de barro al no
poder alcanzar la otra orilla de uno de los tantos charcos que encontró a
su paso, cuando olvidando que tenía 56 años, pretendió de nuevo como
una quinceañera saltar por sobre ellos. Sin embargo, aquella molestia no
fue impedimento para que alegre y feliz dirigiendose a su casa le diera
por cantar en voz baja, Laguna Vieja, que en una versión muy propia y
original de ella, decía más o menos así:
“Hoy que te güel vua miral
laguna vieja voya pedil tiun favol
quiero bañal men tuj jaguaj
mej tá matando la calol”
2.001
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