miércoles, 6 de marzo de 2013

CANDELARIO Y PANTALEÓN

En oscura  y fría noche en un viejo caserón
conversan diez pueblerinos bebiendo tragos de ron
Eche el cuento compañero ¿cómo fue aquella cuestión
entre el negro Candelario y el catire Pantaleón?
Preguntó uno de los presentes en aquella reunión
presidida por un viejo de rostro sin expresión
Pongan atención entonces así fue la situación
Le respondió de inmediato y comenzó su narración

Candelario se llamaba aquel negro bonachón
negrito como un bachaco como un potro cimarrón
tan negro como la noche más negro que un nubarrón
negro como el azabache más negro que un cigarrón
De cabello ensortijao negro tinto cual carbón
de bemba coloraíta lo mismo que un camarón
como granito de onoto como brasa en el fogón
pero de dientes blanquitos como motas de algodón



Llegó a Mamporal un día de las costas de Falcón
acompañando a su madre la viejita Ña Asunción
que caminaba en silencio por estrecho callejón
con un rosario y la estampa del santo de su devoción
Candelario más alegre tarareando una canción
masticaba entre los dientes un pedazo e chicharrón
y en el bolsillo trasero de su blanco pantalón
un cuartico de aguardiente de guarapita o de ron

Por ser de ancestro africano del Congo, Nubia o Gabón
por las venas le corría la música de tambor
Bailador como ninguno, gallero y buen coleador
y guapo como los negros que mandó el Libertador
Guapo como Florentino aquel recio cantador
que una noche tormentosa con versos de inspiración
le ganó el contrapunteo al Diablo dueño y señor
de la noche, las tinieblas, del infierno y del horror
          
            
Todo el pueblo lo quería por ser negro bonachón
se hizo amigo del cura, del boticario el doctor,
del comisario, el pulpero, del hacendado, del peón,
de los niños de la escuela, del viejo y del mocetón
brindándoles a toditos respeto sin condición
ganándose Candelario de la estima y consideración
de la gente de aquel pueblo y de toda la región
como también de Birongo, de Curiepe y San Ramón
                                              
                            
No faltaba a ningún baile que daban en la región
Velorio de Cruz de Mayo ni a las fiestas de tambor
y en las galleras del pueblo gritaba con emoción
al ver a su gallo Zambo revolcar al marañón
Y en las mangas de coleo sobre caballo trotón
a toda negra bonita le cantaba una canción
o un joropo bien tramao entre palo y palo e ron
después de tumbar al toro en su loco carrerón


Con los arpegios del arpa, la mandolina el bordón
semejaba un remolino con aires de ventarrón
bailando Seis por Derecho, joropo también tambor
con Antonia, Josefina, con Juana, Luz y Leonor
diciéndole a cada una con voz de enamorador
Tas más bella que la luna negra de mi corazón
y ya no había una negra que no sintiera emoción
cuando la voz de aquel negro le decía cosas de amor


Y una mañana radiante domingo de Resurrección
acompañando a su madre la viejita Ña Asunción
entró Candelario al templo con respeto y sumisión
prendiéndole allí una vela a la Virgen del Dolor
Y se quedó embelesado mirando con atención
a una negra buenamoza que más allá en un rincón
con un rosario en sus manos llena de veneración
de rodillas se postraba para rezar su oración
              
                
Encarnación se llamaba aquella negra señor
la negra más buenamoza de todita la región
que le sonrió a Candelario suspirando de emoción
cuando los ojos del negro la miraron con pasión
Se le acercó a la muchacha sin ninguna dilación
susurrándole mil cosas salidas de su corazón
Se tomaron de las manos como así era su intención
y entre vírgenes y santos se prometieron amor

Y desde aquel mismo día al negro y a Encarnación
agarrados de las manos sin esconder su pasión
se les veía en la playa, el mercado el malecón
Se paseaban por el pueblo, y allá en la plaza mayor
en el lugar más lejano que no alumbraba el farol
mirando la luna llena después de ocultarse el sol
abrazados uno al otro confesándose su amor
se hicieron inseparables Candelario/Encarnación
                                   
Ten cuidao Candelario poray anda Pantaleón
catire pelo bachaco y de muy mala intención
que siempre lleva escondío pa usarlo si hay ocasión
un puñal bien afilao pol dentro del franelón
y que dicen que es marío de la negra Encarnación
No le des nunca la espalda yo sé como es la cuestión
Le dijo una noche oscura apurando un palo e ron
un borrachito del pueblo que mentaban Nicanor

Hubo joropo una noche en casa de dón Simón
y las negras se lucieron con su rojo camisón
y sin ningún disimulo muy cerca de Pantaleón
Candelario acariciaba a la negra Encarnación
La cintura se les quiebra, las caderas sin control
la tomaba de una mano llevándola hasta un rincón
susurrándole al oído su más clara pretensión
y la negra enamorada no puede ocultá el rubor


Los celos se le despiertan al catire Pantaleón
que con el puñal en mano y en la otra un litro e ron
con el rostro enrojecido por la rabia y el rencor
se abre paso entre la gente  gritándole al bailador
Te lo advierto Candelario no aproveches la ocasión
o abuses de la confianza deja quieta a Encarnación
la negra me pertenece soy dueño de su razón
o con este puñal que cargo te descubro el corazón

No fueron más que palabras dejó de soná el tambor
enmudecieron el arpa, las maracas y el bordón
Y a las cinco e la mañana Candelario y Pantaleón
antes de dormir la luna y de levantarse el sol
cada cual cogió su rumbo por oscuro callejón
Pero Encarnación suspira diciéndose con emoción
Yo nací pa Candelario ya no quiero a Pantaleón
Y sueña estar en los brazos de aquel que ganó su amor

Y a la semana siguiente en casa de Juan Ramón
tuvo lugar otra fiesta con arpa, cuatro y tambor
¿Pa dónde va mi muchacho, pregunta mamá Asunción
Tan bien emperifollao y oloroso a cundiamol?
Pa una fiesta en Camoruco en casa de Juan Ramón
pa celebrá pues su negra le parió hembra y un varón
Cosas presiente la madre que pertúrban su razón
y se acuesta en su chinchorro escondiendo su dolor

Y se levantó la luna y se fue a dormir el sol
e invitado como todos llegó al baile Pantaleón
con el puñal escondido por dentro del franelón
para usarlo en el momento que amerite la cuestión
Ya sonaban las maracas ya todos bebían ron
y mientras una pareja se abrazaba en un rincón
y los cuerpos contorsionan a cada golpe e tambor
Encarnación se impacienta por ver llegar a su amor

Y apareció Candelario aquel negro bailador
vestido de punta en blanco y con zapatos de charol
Y al compás de la bandola entre guarapita y ron
sacó a bailar Candelario a la negra de su amor
el sudor de Candelario empapaba a Encarnación
corriéndole por el pecho mojándole el camisón
le apretaba la cintura como cincha a cimarrón
y la negra enamorada se estremece de emoción

Ya no bailaban joropo no escuchaban el bordón
la pasión los embargaba se consumían de amor
Los candiles alumbraban tenuemente el caserón
y los cuerpos se apretaban cada vez con más calor
Diciéndole Candelario, yo te quiero Encarnación
tú también me has confesado que es mío tu corazón
y por querernos los dos sin ninguna condición
conmigo te vas mañana antes de que salga el sol

Nubarrones de tormenta penetran al caserón
porque a oídos extraños entró la proposición
llegando a conocimiento del catire Pantaleón
que ya convertido en fiera armado de aquel facón
interrumpe así el idilio Candelario/Encarnación
Te lo advertí Candelario podrás ser muy querendón
pero no te da derecho a comer de mi papelón

Ya no soy tu caramelo, tu piacito e papelón
tampoco soy tu melcocha le responde Encarnación
Ya no quiero tu cariño no me hace falta tu amor
ya yo dejé de quererte búscate otra Pantaleón
quiero mucho a Candelario y con él mañana me voy
Y le dice Candelario ¿Qué más quieres Pantaleón?
ya oíste lo que te dijo esa es toda la cuestión
no te quiere la muchacha ya tú perdiste su amor


Yo te mato Candelario, también a ti Encarnación
grita ya como un demente el catire Pantaleón
diciendo: Recen ustedes si saben una oración
pues de aquí no salen vivos se los juro por mi honor
Y arrincona a la pareja armado de aquel facón
para cobrarles con sangre aquella afrenta señor
Todos corren asombrados gritándole a Pantaleón
catire no seas cobarde y pelea como un varón

Pero Pantaleón moviendo de un lado a otro el facón
persiste en matar al negro que le arrebató su amor
lanzándole puñaladas apuntando al corazón
que se pierden sin embargo sin que logren su intención
La mano de Candelario se mueve como un ciclón
y le cruza el rostro al hombre de un sonoro bofetón
que se desploma en el suelo quejándose de dolor
y escupiendo con su sangre el último palo e ron

La horma de tus zapatos te encontraste Pantaleón
porque no ha necesitado Candelario de un facón
para fajarse contigo porque es guapo y un varón
Le grita alguna muchacha del fondo del caserón
corriendo hacia donde estaba temblorosa Encarnación
Con los puños apretados se planta ante Pantaleón
Candelario por si vuelve aquel con mala intención
desafiándolo ante todos a demostrar su valor

Párate pa que pelees si eres guapo Pantaleón
Grita fiero Candelario protegiendo a Encarnación
Te equivocaste conmigo no soy perro retozón
no soy gallo pataruco ni picure correlón
Párate que aquí te espero no pierdas esta ocasión
tú viniste a matarme cumple pues con tu intención
pero contigo me fajo con facón y sin facón
como se fajan los negros cuando defienden su amor


Ya está bueno Candelario he perdido a Encarnación
me ganaste la partida yo no te guardo rencor
Dice delante de todos el catire Pantaleón
Aquí no ha pasado nada que vuelva soná en tambor
que repiquen las maracas, el arpa, cuatro y bordón
dénle ron al maraquero, al arpista al cantador
que no se acabe la fiesta por tan simple discusión
beban todos compañeros, los invita Pantaleón

Las palabras del catire que son una afirmación
dichas delante de todos que escuchan con atención
parecen poner final a la tensa situación
Y se oyó de nuevo el arpa y otra vez al cantador
se repartió guarapita también aguardiente y ron
Pero el catire ladino rumiando su desamor
que lo corroe por dentro perturbando su razón
planeaba como vengarse de aquel que robó su amor

Y al continuar aquel baile en casa de Juan  Ramón
ya bailaba Candelario con su negra Encarnación
olvidando todo aquello, toda aquella situación
cuando por detrás cobarde se le acerca Pantaleón
y aquel enorme puñal por la espalda y a traición
se manchaba de la sangre de aquel negro bailador
negro guapo, enamorao y valiente peleador
que cae al suelo sangrando por la herida en un pulmón

Salta presto el comisario que también pa la ocasión
se encontraba allí en la fiesta bailando y bebiendo ron
deteniendo en su carrera al catire Pantaleón
que con el puñal sangrante va en busca de Encarnación
Te has portado como un puerco porque no tienes valor
Candelario sí es un macho que te robó a Encarnación
tú no eres más que un cobarde le dice así a Pantaleón
Y escupiéndolo en el rostro da voz de arresto al matón


Pero el catire ladino siempre con mala intención
con el rostro enrojecido por la rabia y el rencor
bebiendo lo que quedaba de una botella de ron
se le encima al comisario armado de aquel facón
le lanza dos puñaladas la primera sin control
y la segunda se pierde cual soplo de ventarrón
Tenga cuidao comisario, le grita algún mocetón
con ese catire puerco que sólo mata a traición

Saca su arma el comisario de reluciente cañón
y sin recular le dice, suelta el puñal Pantaleón
pero el catire le grita perturbada su razón
yo lo mato comisario y después a Encarnación
y con el puñal lo hiere arriba del corazón
Se escucha luego un disparo que estremece el caserón
y todos ven desplomarse por el suelo a Pantaleón
bañado en su propia sangre y un hueco en el corazón

Murió también Candelario a manos de Pantaleón
aquella noche de fiesta de mucho aguardiente y ron
cuando le metió el cuchillo por la espalda y a traición
por el amor de la negra más bella de la región
A los dos los enterraron cada cual en un cajón
creyendo los pueblerinos cuestión de superstición
para que no se encontraran en otro mundo señor
en Birongo a Candelario y en Curiepe a Pantaleón

Y mientras los sepultureros echándose un palo e ron
los cubrían con arena, con cemento y con terrón
y algunas negras lloraban sin reprimir su dolor
y otras muy tristes lanzaban los pétalos de una flor
al ataúd de Candelario pero no al de Pantaleón
murmuraba entre los dientes el más viejo enterrador
¿A quién echarle la culpa de toda esta situación?
Si me preguntan diría tuvo la culpa el amor

Se volvió loca la negra se le extravió la razón
y en el pueblo por las noches igual que una aparición
vistiendo de negro luto ven pasar a Encarnación
con el cuerpo ya encorvado por el peso del dolor
arrastrando por el suelo aquel negro camisón
Lleva rumbo al cementerio murmurando una oración
portando una cruz de palo pero también un velón
para prenderlo en la tumba donde descansa su amor

Llora también una madre la viejita Ña Asunción
porque a su hijo Candelario en casa de Juan Ramón
aquella noche de fiesta de mucho aguardiente y ron
como lo había presentido con lágrimas de dolor
al compás de la bandola, la curbeta y el bordón
de puñalada certera por la espalda y a traición
se lo mató aquel catire el cobarde Pantaleón

Y así terminó el asunto dijo aquel viejo en cuestión
dando por finalizada aquella su narración
Lo sucedido esa noche en este mismo caserón
hace ya bastante tiempo estando yo mocetón
En que Candelario muere a manos de Pantaleón
que también murió esa noche de un balazo al corazón
cuando ambos se disputaban el amor de Encarnación
la negra más buenamoza que ha parido esta región


César Rivas Aguilar
Septiembre 2007

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