A las seis y cuarenta y cinco de la mañana
de un día lunes, una vez que Josefina pudo comprobar de nuevo que su pequeño
hijo de tres años había amanecido sin la fiebre y los vómitos que le hicieron
permanecer a ella desvelada casi toda la noche, le preparó el primer tetero del
día y lo dejó como siempre al cuidado de su mamá, la señora Antonieta, saliendo
sin menos preocupaciones rumbo a su trabajo no sin antes decirle a ella:
––Mira mamá, cualquier cosa me llamas para
venirme inmediatamente, ahí te dejo la tarjeta del Seguro por si hay necesidad
de llevarlo al médico. Yo te echaré un ring en el transcurso de la mañana para
saber cómo ha seguido.
––Ay vale, anda vete tranquila, yo tengo
suficiente experiencia como para saber qué es lo que hay que hacer con un niño enfermo. ¿Es que tú crees que yo parí
ocho muchachos pa tenerlos de colección? ¿O que cuando tú, o uno de tus
hermanos se enfermaba se lo encomendaba a José Gregorio?
––Bueno, pero no te sulfures coño, pareces
un alka seltzer en un vaso de agua, y si le vuelven las calenturas y los
vómitos me llamas. No se te vaya a olvidar. ¿okey?, hasta la tarde pues–– dijo
Josefina, quien luego de hacerle cariño y apurruñar al niño le mandó un besito volao, y terminó por salir.
La situación Yonaiker, que así se llamaba
el niño no revestía gravedad, no obstante la buena y eficiente abuela que
también estaba maltrecha porque desde hacía dos días venía padeciendo de una
incesante diarrea, le echaba un ojo y le tocaba la frente constantemente.
Afortunadamente al muchachito parecía que la fiebre y lo demás se le había ido
para no regresar en mucho tiempo. Y ante aquella aparente mejoría de su nieto
que nuevamente se quedó dormido, salió inmediatamente a la calle con el fin de
comprar el periódico. A la señora Antonieta le gustaba enterarse de cuantos
muertos, cuantos cuñetes de sangre, cuantas masas encefálicas, cuantos cráneos
destrozados y cuantos metros de tripas había dejado el malandraje en las calles
del país durante los fines de semana. Compró pues el periódico y las revistas
“Los Mejores Crímenes de la Semana”, “Plomo y Sangre”, “Ciudad Violenta”, y
presurosa retornó a su casa. El chamo continuaba guindao y ni rastros de
fiebre, la bicha aquella. Se sentó en el borde de la cama, y masajeándose la
barriga comenzó por hojear el periódico. Sus ojos recorrían las páginas de acá
p’allá, y allá p’acá. No se detuvo en las comiquitas ni en el crucigrama, pero
sí en el horóscopo. Pasó luego las páginas y llegó a las de “sucesos”, leyendo todas y cada una de las informaciones allí
reseñadas.
“De catorce batazos le partieron el cráneo
a “Cabeza e Mundo”exrecluso de El Dorado, del Reten La Planta, El Rodeo, Yare, La Pica y Tocorón”.
“Porque sus bellos y grandes ojos lo vieron
abrazando a otra, mujer celosa lanzó sin paracaídas a su marido desde el PH de
un edificio en El Cafetal”.
“Estudiante de segundo grado se zampó dos
buches de ácido muriático porque lo rasparon en los exámenes”.
“De un machetazo le volaron un brazo a
galán octogenario al salir en defensa de su novia, una bella y angelical
criaturita de 74 años”.
“Con una
“Pico e Loro” le abrieron la
barriga y le sacaron 10 metros de tripa a un jóven deportista en un bar de
Antímano”.
“De un disparo en la sien se suicidó el
conocido industrial Francisco (Paco) Rico”. Deja herencia de más de doce mil
millones de bolívares a su viuda, quien con el socio de su ex esposo viajó a
Europa a mitigar su dolor.”
“De seis pepazos, choros fuertemente
armados beneficiaron a ruletero al oponerse a que le paliaran el taxi con el que se ganaba la arepa”.
“Lo maté porque me ofendió llamándome
tierruo pata en el suelo”. Confesó el
recogelatas que asesinó a chuzazos y arrojó al río Guaire a un indigente”.
“Porque no le pasaron tarjeta de
invitación, vecino engorilao acabó a plomo bonche en Guatire, donde además con
un pico de botella le desfiguró el rostro a la bella cumpleañera”.
“Dirigente de la MUD descuartizó a
machetazos a su mujer al verla por la pantalla de VTV marchando con el
oficialismo”.
“Esa droga no es nuestra, nos la sembró la
Guardia Nacional.” Dijeron Joan (Basuquito) Franceschi y su novia Marijuana
(Coquita) Riverol, a quienes de nuevo les incautan 100 kilos de cocaína por
valor de 500 millones de dolares cuando desde un aeropuerto clandestino se disponían
a transportarlos a Miami. 12 profesionales del Derecho se ofrecen para
asistirlos gratuitamente recomendándoles demandar penalmente al comandante de
la Guardia”.
“A punto de morir desangrada Miss Mundo,
Marisela Luzardo Gallegos cuando con un
cortauñas se desprendió la cutícula del pulgar de su mano derecha. Fue
internada de urgencia en el H.C.C. Venezuela toda reza por su pronta recuperación.
Está viva de milagro dijeron sus consternados padres”.
Después de aquello, miró una nota luctuosa
acompañada de un poema
que en forma de acróstico señalaba el
nombre del finado. Leyó, o más bien declamó:
†
Antonito
A yer se apagó tu vida
N o sabemos por que causa
T odos los que te querían
O scura hoy tienen su casa
N o te olvidaremos pana
I gual como
tus seis tías
T ambién tu exnovia Roxana
O ra por tí, noche y día.
Tan bello–– dijo casi con lágrimas en los
ojos, refiriéndose no al muerto, sino al poema. Paso por alto las informaciones
sobre la situación económica, social, cultural y política del país, por lo
tanto no se enteró que el gobierno había firmado un convenio con el de Camerún,
para que éste país enseñara a jugar fútbol a los chimbos venezolanos con la
esperanza de participar en el mundial del 3064 (sí es que para esa época,
ciertos gobiernos no hayan destruido el mundo) y lográbamos ser campeones
derrotando (a excepción de Israel, Siria, Irán,
Arabia Saudita, Yemen, Argelia, Afganistán, Palestina, Jordania, Irak,
Líbano, Kuwait, Libia, La India, Pakistán etc, donde los muchachitos todavía no
han aprendido a hacer una perinola con
una latica de sardina, porque vienen al mundo con una metralleta, una bomba o
una bazuka en las manos para seguir con la tradición de sus mayores que desde
los tiempos del señor Adán y la señora Eva de Adán se la pasan en un solo peo y
no tienen tiempo para perderlo en esa pendejada que llaman deporte) al resto de
los países del mundo que en una cancha, un estadio o en cualquier peladero de
chivos son buenos carajo dando patadas y cabezazos como las mulas y los toros.
Tampoco se enteró que el Parlamento había autorizado al Ejecutivo para que
adquiriera de Israel cuatro millones de armas de fuego de segunda mano, entre
ametralladoras, revólveres, pistolas, fusiles, carabinas, máuseres, rifles,
trabucos, arcabuces, morochas y chopos, además de misiles y bazucas, para
enfrentar al hampa malandra, ama, señora,
jefa, patrona, dueña, propietaria y reina del país que tenía a todos los
venezolanos y extranjeros, legal, o ilegalmente residentes en el país, como
pajarito en jaula. Mucho menos supo que
un miserable dólar estaba costando 1500 bolos, y no 3,35 como cuando mandaba mi
General Marcos Evangelista Pérez
Jiménez. Como tampoco que según un estudio de la O.N.U. la educación en
nuestro país ocupaba el centésimo vigésimo lugar a nivel mundial. Muy por
debajo de Haití, República Dominicana, Costa Rica, Argentina, Uruguay,
Paraguay, Ecuador, Guyana, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Bolivia, México, Panamá, Cuba, El Salvador, Portugal, Italia, Noruega,
Rusia, Suecia, Irak, Irán, Argelia, Vietnam,
Zaire, Camerún, Etiopía, Somalia, Gabón, Uganda, Senegal y Tanzania.
Es decir, los muchachos haitianos, dominicanos, costarricenses, argentinos,
uruguayos, paraguayos, ecuatorianos,
guyaneses, brasileños, chilenos, colombianos, peruanos, bolivianos mexicanos,
panameños, cubanos, guatemaltecos, salvadoreños, portugueses, italianos,
noruegos, rusos, suecos, iraquíes, Iraníes, argelinos, vietnamitas, así como
los negritos africanos estaban mejor ilustrados que los indios, los catires,
los trigueños, los café con leche, y también los negritos de aquí, porque los
estudiantes, tres semanas antes de carnaval, Semana Santa, o Navidad, entonando
aquella bella canción que decía: “Las calles son del pueblo, no de la policía”,
y no lo contrario como había dicho el presidente “Bentancur”, salían a
manifestar en ellas, cerrar los planteles, formar bochinches, zafarranchos,
atajaperros, quemar carros ajenos, y lanzarle piedras, palos y bombas a la
policía, alegando que a la cantina del liceo o de la Universidad se le había
quemado el bombillo, porque no vendían helados chupi, o porque el Ministro de
Educación, el alcalde o el gobernador
había mandado a pintar los salones de blanco nieve, y no de azul
eléctrico que era más bonito, o sea: más chévere, burda e fino y carteluo.
Llegó la señora Antonieta a las páginas de
“sociales” engalanadas de las más variadas fotografías. Se acercó más el
periódico y leyó.
“Enlace matrimonial Anduxa–Coronel”:
después el texto que decía: “Dentro de un exclusivo, único e incomparable
ambiente preñado de paz, armonía y felicidad, ornado de lo más añejo, selecto,
refinado y dilatado de nuestra sociedad, y como tributo a San Valentín, ayer en
la Basílica de Nuestra Señora de Pariaguán, vestida de gala para tan fausto
acontecimiento, unieron para siempre y por los siglos de los siglos sus
destinos, el honorable y culto caballero Louis Joseph Anduxa Rivée, con la
distinguida señorita Trina Elizabeth (Liz) Coronel Romano, amantísimos y
encantadores hijos de
Shimon Joseph Anduxa Cartier; Adelaida
Margueritte (Marga) Rivée Avilár de Anduxa Cartier; César Constantino Coronel
Amengual y Rosa Margarita (Marga) Romano Bolívar de Coronel Amengual,
representantes ellos de los más
elevados, exclusivos, elitescos
y selectos círculos
sociales del país. La encantadora y preciosísima novia, convertida ahora
por indiscutido mandato divino en la envidiable señora de Anduxa Rivée, se
constituyó en el centro de las miradas al hacer gala en tan especial e
irrepetible ocasión de un precioso traje de albo color confeccionado por la
prestigiosa, selecta y mundialmente conocida firma “Zoraidah’s Stil &
Costume” en el que destacaban velo, corona, lentejuelas, lazos, faralás y una
enorme y vaporosa cola que envidiaría el mismo Halley, llevadas en alto por las
ebúrneas, delicadas y preciosas manitas
de sus encantadoras cuñadas, Albit y Claudé. Por su parte, el feliz, y alegre
esposo sorprendió a todos al lucir un elegante smoking a rayas, ornado además
de filigranas dorados cual refulgentes rayos del astro rey que le hicieron
merecer entre sus invitados el título de “Arbitro de la Elegancia”, salido
impecablemente de la mano prodigiosa del reputado, inimitable, inmultiplicable e
inclonable Chacho, aventajado alumno de
Felix Morreo, preferido de la High Society. Los felices contrayentes, luego de
un breve paseo por las engalanadas calles de tan llanero pueblo, invadido de
una entusiasta multitud que lanzaba perfumados pétalos de rosa al cortejo
nupcial, se dirigieron a “La Arboleda”, donde luego de brindar una y otra vez
con copas de exquisito y aromático cañeblanqué importado de las añejas bodegas
de Edmundo Dantés, se llevó a cabo la fastuosa e inolvidable celebración en la
que de igual manera deleitaron a sus distinguidos invitados con una fastuosa y
opípara cuchipanda, en la que sobresalieron L’e caraogté negré con arrogcé
blanqué, sopé continentalgle, mondongué de paté de cochigné, pabellogné con
barangdé, y parrigllé con chinchugrré, chorigzé, morcigllé, yuqué y hallaquigté
con pimentogné y chicharrogné, exquisitos platos de la gastronomía francesa
elaborados por el excelente, afamado y universal Jean Pierre, chef consentido
del Jet Set. Posteriormente todos
danzaron al compás de las musicales notas con que amenizaron el ambiente un
conocido Mariachi colombiano, que como bien merecido presente de bodas les fue
obsequiado por sus amantísimos padrinos, el Capitán de Curiara, Cristóbal
Bartolomé Vespucio Colón, y la sin par Cecilia (Cecil) Blanca Matos Ibáñez de
Péresinchi Chávez. Los hoy nuevos, felices y envidiables esposos partirán en un
viaje de Luna de Miel que realizarán en un crucero por las hermosas, inquietas
y siempre azules aguas del caribe mar, para recalar luego en la tierra de
nuestro queridísimo y buenisimo Tio Sam, donde continuarán sus estudios
de electricidad él, y de piñatería ella,
que con sobresalientes calificaciones, para orgullo y satisfacción de sus
amantísimos padres, cursan por correspondencia en la selecta y mundialmente
conocida Hemphill School. Millardos de felicidad le deseamos a los
contrayentes”.
“Happy Birthday” de Susanita”: “Ayer, al
ocultarse el brillantísimo Apolo, y hacer su aparición la bella Selene, Susana
(Susanita) del Carmen Rojas Pietri de
Blanco Cabello, no se imaginó que
al hacer su entrada a los predios de su modesta mansión en la exclusiva urbanización
“El Campito”, hasta sus delicados sentidos auditivos llegarían cual
cántico celestial, las alegres, arrulladoras y acompasadas notas musicales del
tradicional “Happy Birthday” que procedían de las angelicales, afinadas y bien
atipladas voces de sus hijos, hijas, nietos, nietas, bisnietos, bisnietas,
tataranietos, tataranietas, yernos y nueras, que en complicidad con su eterno y
jovial compañero de vida, su amantísimo
esposo, el
Coronel-Empresario-Ingeniero-Médico-Abogado-Arquitecto-Poeta-Periodista-Escritor-Ganadero-
y ex Ministro de Finanzas, don Robert Luque Blanco Cabello, le tenían por sorpresa.
El alegre sarao, que contó con la animación de las prestigiosas y mundialmente
conocidas orquestas Los Peniques, de “Chucho”
Sanoja, y de Luis Alfonso Larráin. Ángel Custodio Loyola, Vicente Flores
y sus Llaneros máximos exponentes de nuestro criollísimo folklore, el Cuarteto
Caraquita, Los Criollos, Los Antaños del Estadium, Rafael Deyón, Rafael
Montaño, Mario Suárez, Héctor Cabrera, Luis D’ Ubaldo, El trío Los Panchos, El
Trío Venezuela, Los Hermanos Rigual, Kiko Mendive, Raúl Naranjo, Héctor Murga,
Rafa Galindo, Héctor Monteverde, Magdalena Sánchez, Adilia Castillo, Chichí
Caldera, Edith Salcedo, las hermanas Águeda y Yolanda, Xiomara Alfaro, Maribel
Llorens, Panchito Risset, Pedrito Rico, Las Cuatro Monedas, Mirtha Pérez, Olga
Teresa Machado y la eternamente joven Lila Morillo, que se prolongó hasta el
amanecer, llegó a su final una vez que la feliz cumpleañera, logró con un
perfumado y delicado soplo, cual acariciante brisa marina salido de lo más
recóndito de su eterna juventud, extinguir las hermosas, relucientes y
vivísimas llamas que, como titilantes y fúlgidos luceros del más hermoso y
nocturnal cielo primaveral despedían todas y cada una de las velitas que como
minúsculas pilastras emergían de la suculenta tarta confeccionada por sus
hermosísimas y juveniles hijas Aglaya, Eufrosine y Talía, muy justificadamente
conocidas en los círculos sociales del país como Las Cárites, o Las Tres
Gracias. A Susanita, por cuyas hermosas arterias circula indetenible el icor de
rancio y dilatado abolengo, todos le
desearon muchísimos años más de feliz existencia. Deseos a los que
incondicionalmente se unen todos y cada
uno de los redactores de ésta nota”
––Coño, Omar Láres, jalando eres de lo
mejor, pero guindándote eres extraordinario ––dijo la señora Antonieta y corrió
al baño para vaciar urgentemente las tripas.
De regreso pasó a las páginas de los avisos
clasificados, que estaban escritos en letras diminutas, pequeñitas, enanitas,
chirriquiticas como las que usan las empresas en todo tipo de contrato, o para
advertir que la caña y el tabaco hacen daño, se dispuso a recorrer con su vista
la larga hilera de aquellos avisos leyendo varios de ellos que decían así:
“Ya
están abiertos los cursos para que elabore en la comodidad de su hogar los
cremositos helados Chupi. Otorgamos certificado y obsequiamos trapito para
secarlos con el que también podrá usted enjugarse el sudor del rostro”.
“Por no conseguir chamba vendo juego de
limpieza de cuatro piezas: escoba, haragán,
coleto y palita plástica. WWW.lachifadesempleada.Yahoo.com”.
“No se ahogue. Sea un Tarzan. “Delfin’s
Water School” sin agua, en la comodidad de su hogar, dicta clases de natación
por correspondencia. Reserve su cupo ya. Cursos
garantizados de 6, 12, 18 y 24 meses”.
“¿No tiene carro?, le vendo el mío,
nuevecito, marca Citroen, año 56, perfecto estado. Detalles de mecánica,
latonería, pintura, motor, frenos, caja, tren delantero, transmisión,
amortiguación, y tapicería. Precio: 5.000.000. Teléfono 61.95.95. Regalo
triangulo de seguridad y cables
auxiliares”.
“Sólo por hoy, remato lote de peines,
peinetas, pañales, medias tobilleras y de nylon, zapatos deportivos y de
vestir, franelillas, interiores, pantaletas, sostenes, y cepillos dentales, todo con muy poco uso.
Llamar al 032.70.00”.
Al no interesarle los helados, los cursos
de natación, los carros, los juegos de limpieza y las prendas de segunda mano,
pasó la página y continuó leyendo:
“Para pobres fabricamos ataúdes en
terciopelo negro al tamaño justo del difunto. Aproveche el combo: Urna con
respiradero (porsia), sabana marca marca Canon, crucifijo, estampita con el
santo de su devoción, almohadita de foam, corte de pelo, barba, bigote y
maquillaje por sólo Bs. 460.000. No espere más. Muérase hoy. Ya".
“Se pintan casas, apartamentos, oficinas y
se pega cerámica a domicilio. Llamar a los hermanos Leo, o Nardo de Vinci por el teléfono 146. Más de
quinientos años de experiencia”.
Todos estos avisos tampoco fueron de
interés de la señora Antonieta, por lo que la llevó a continuar hojeando el
periódico. Concentró su atención en una columna que si le interesó, leyó todos los avisos que ofrecían casi lo mismo.
Buscó papel y lápiz, y aguantando el
dolorcito en la barriga fue anotando nombres direcciones y teléfonos. Después
se dirigió a la cocina, y se tomó dos cucharadas de anís estrellado. En aquel
ínterin de cosas despertó su nieto llamando a su mamá y pidiendo otro tetero. La señora Antonieta
le colocó la mano en la frente y se sintió satisfecha, nada de fiebre. La bicha
aquella parecía haber desaparecido para siempre, o... por ahora.
Diez minutos después, con el estómago
repleto de leche y nenerina, se levantó el criaturo y encendió el televisor
para ver las comiquitas. Mientras tanto su abuela pensaba, y después de una
larga meditación se decidió a hacer lo que había estado pensando. Sí, definitivamente acudiría a una consulta. Por lo tanto, luego de tomar
aquella determinación, baño al niño con agua tibia, lo peinó, lo vistió, lo
calzó, lo empolvó, lo perfumó y lo dejó por algunos momentos más viendo las
comiquitas, mientras también ella se bañaba, se vestía, se calzaba, se
empolvaba, se echaba desodorante y se perfumaba. Y emperifollados los dos
salieron a la calle, ella agarrando de la mano al muchachito que iba felicisimo
porque sabía que cada vez que salía con su abuela ella le compraba todas las
chucherías de las que se antojaba, y uno que otro juguetico. Pero también le
daba su pellizquito o su coñacito cuando se ponía fastidioso. Abordaron una
buseta justo en el momento en que repicó el teléfono en su casa, el aparato se
cansó de sonar, y luego se quedó mudo. Casi tres cuartos de hora después abuela
y nieto llegaron a la avenida donde se encontraba el consultorio. Caminaron dos
cuadras más y penetraron a un edificio de ocho pisos. La señora Antonieta,
siempre agarrando al muchacho de la mano penetró en el ascensor que se detuvo
en el sexto piso, salió al pasillo y subió por las escaleras hasta el séptimo
con el papelito donde había anotado la dirección de aquel consultorio. Tocó el
timbre, y una señora delgadita como un lápiz Móngol, tosiendo, encendiendo un
cigarrillo con la colilla de otro y bebiendo café negro, la atendió, tomando
nota de su nombre y apellido, donde había nacido, que edad tenía, si era
soltera, casada, arrejuntada, viuda o divorciada, cuantos eran en su casa,
cuantos hijos y nietos tenía, si todavía estaban vivos su mamá y su papá, si
jugaba loterías, si tenía dinero para pagar la consulta etc. Luego de aquel
interrogatorio le mostró una silla donde le dijo que se sentara mientras le
llegaba su turno por cuanto en ese momento el doctor estaba atendiendo a otro
paciente con un grave problema. Mientras esto ocurría, en su casa había vuelto
a sonar el teléfono en cuatro ocasiones a intervalos de cinco minutos. Al rato
apareció nuevamente la señora Lápiz Móngol invitándolos a pasar. Penetraron a
una sala de paredes tapizadas de una gran cantidad de diplomas y placas, y
donde se percibía el agradable aroma de algunas plantas. De inmediato fue
atendida por el doctor, quien preguntó por el nombre del niño, su edad, su
fecha y lugar de nacimiento, si tenía
papá, si se bañaba, si se cepillaba los dientes, si se orinaba en la
cama, si ya hacía pupú en la poceta, si se comía los mocos, si ya estaba en el
kinder y si se portaba bien o mal.
––No doctor, el se porta bien, es muy
educado y respetuoso–– contestó ella.
El chamo mientras tanto se divertía con
una figurita de cristal que tomó de una
mesa repleta de revistas viejitas como una tatarabuela.
––Epa, muchachote–– llamó el doctor al
niño, pero como si no hubiera sido con
él, el inocente criaturo, que ya había
convertido en harina aquel adorno al dejarlo caer al suelo, trataba ahora de
introducir un ganchito de pelo en uno de los tomacorrientes de la pared, para
después levantarse e ir sacándole una
por una las hojas a las revistas.
––Yona, quédate tranquilo chico, acuérdate
de lo que te dije.
––No, señora, déjelo tranquilo, todos los
niños de esa edad son muy curiosos, todo lo quieren tocar y escoñetar...
perdón, romper–– dijo el doctor, quien sacó un caramelo de un recipiente de
cristal y se lo regaló al niño.
––Es que me da pena con usted. Yo no se que
le pasa hoy a ese muchacho. El no es así doctor, está irreconocible–– dijo
ella, y dirigiéndose luego al chamaquito le preguntó:
––Yona, mi amor, ¿cómo se dice?.
––Glacia pana bulda, náme tleciento bolo pa
compá un Chupi clemosito–– respondió el chamaquito.
––Niño por favor que grosería es esa–– dijo
la señora Antonieta apenadísima. ––Bueno, no se preocupe, tráigalo para acá.
Dígame, ¿cual es su problema?.
––Yona, ven acá chico–– llamó a su nieto
que tenía los ojos desorbitados, el rostro lívido, la respiración entrecortada
y la lengua afuera, casi blanca, tratando de quitarse el cable del teléfono que
se había enrollado en el cuello.
Treinta minutos después el doctor dio por
concluida su labor, y la señora Antonieta se dispuso a pagar la consulta no sin
antes decirle:
––Ay doctor muchas gracias por todo, Dios
lo guarde y lo favorezca. Que cosa tan grande es usted. Hasta luego.
––Hasta luego señora. Y pase por donde mi
secretaria por favor.
Abandonó la señora Antonieta el
consultorio. Cancelo el monto de la consulta a la secretaria del doctor, o sea,
a Lápiz Móngol satisfecha por todo cuanto le había dicho y recomendado aquel.
Ya abría la puerta para salir al pasillo
cuando otra paciente que en ese momento llegaba, le preguntó:
––Señora disculpe, ¿es bueno el doctor
ese?.
––A mí me pareció que sí–– respondió sobándose
la barriga.
––¿Y cuánto le cobró por la consulta?.
––Barata, diez mil bolívares, aparte de los
remedios y el impuesto claro.
Ya en la calle, abuela y nieto abordaron el
autobús de vuelta a su casa no sin antes detenerse en dos ocasiones para
comprarle al chamo unas barajitas de Pokémon, y una barquilla cuando estuvo a
punto de berrear al no entender aquello de: ––No tengo rial muchacho el
carajo–– que le gritaba su abuela.
Una hora después llegaron a la casa donde
con lágrimas en los ojos, visiblemente alterada, nerviosa e impaciente los
esperaba Josefina quien corrió a abrazar a su hijo tocándolo y sobándolo
por todos lados.
––¿Muchacha, y que carajo haces tú aquí, a
ti como que te botaron del trabajo? apenas son las doce y media–– le dijo su
mamá.
––Coño mamá es que me cansé de llamar, y
como nadie me atendía pedí permiso y me fui a millón para el Seguro para ver si
los encontraba ahí, pero como no los encontré salí volando para acá, la señora
Isabel, la vecina de al lado me dijo que habías salido con Yona para una consulta. Ay mamá, ¿cómo está él?. ¿Le dio
más fiebre?. ¡Volvió a vomitar?. ¿Que le dijo el médico?. ¿Por que no me
llamaste–– Preguntaba atropelladamente Josefina sin poder contener las lágrimas
que le resbalaban por los cachetes.
––Ay, muchacha que vaina es, pareces una
Magdalena, a Yona esta bien, fui yo quien tuvo que ir a consultar a un doctor,
y como no lo podía dejar solo...
––¿Entonces Yona no está enfermo, mamá?
––Que enfermo el carajo, mal educado,
malcriao, mingoniao, echador de vaina y más pedilón que un indigente es lo que
está el carajito ese.
––Ay gracias a Dios–– dijo Josefina
juntando las manos, y haciendo la señal de la cruz y levantando el rostro al
cielo preguntó de nuevo––. Pero mira––¿qué tienes tú, que te dijeron en el
hospital?. ¿Cómo te encontraron?.
––Mira esta niña, primero y principal nadie
me encontró porque no estaba perdida ni jugando escondío, y segundo la consulta
no fue en un hospi...
––Coño mamá ¿tú cómo que me estás
vacilando? ––la interrumpio su hija.
–– No importa donde haya sido, una clínica
popular, un módulo de Barrio Adentro, un
dispensario. ¿Que te dijeron?.
––Ah bueno vale, me vieron y me dijeron una
cantidad de cosas pero no es nada malo,
no te preocupes, todavía no me voy a morir. Para la oreja pues.
––Ay mamá, hagamos una cosa, me lo dices
después, ¿sí? debo volver a la oficina, tengo mucho trabajo y no quiero que se
me acumule. A la noche hablamos mamá, chao, y no se te ocurra enfermarte porque
no tengo quien me cuide a Yona. Ah, y acuérdate del 868, el 456 y el 000 para
el Zulia–– dijo Josefina, y regreso a su trabajo no sin antes darle un beso al
chamaquito recomendándole que si podía, de vez en cuando le hiciera caso a su
abuela, se portara bien y no comiera tanta carne y espaguetis con chicle y caramelo.
A partir de las 2 de la tarde, luego de
haber visto una de las 20 novelas que transmitía la TV, la señora Antonieta se
dispuso a echar un camarón junto con su nieto. Poco después de las 4 despertó
sobresaltada, porque el muchachito, buscando comiquitas en la televisión se
encontró con que todos los canales se habían encadenado para transmitir una
marcha de los opositores al gobierno, y al no encontrarlas tampoco en el canal
de todos los venezolanos, le dio por manifestar su descontento gritando a todo
gañote:
––¡Uh, Ah, Cháve no che va. Cháve o tene
loco. Cháve o tene loco!.
––Bonitas las vainas que aprendes de tu
mamá, carajito–– le dijo su abuela.
Poco antes de las cinco de la tarde se
dirigió la señora Antonieta con su nieto a casa de la señora Isabel su vecina,
para tomarse uno o dos cafecitos, y recordar con ella como siempre las cosas
del pasado, y contarle por supuesto lo de la consulta.Y ya en casa de esta,
mientras el muchachito se tragaba la
gelatina que le había dado la señora
Isabel, ambas mujeres se enfrascaron en una amena conversación
recordando sus años de muchachas. Hablaron de los desfiles militares en Los
Próceres con motivo de la Semana
de la Patria. De las películas mexicanas de Jorge Negrete, Luis Aguilar, Tito Guizar,
Pedro Armendáriz, Pedro Vargas, Arturo de Córdova, Sara García, María Félix,
Libertad Lamarque, Tongolele, María Victoria, Vitola, Tin Tan, Cantinflas,
Resortes, Clavillazo, Viruta y Capulina, que los domingos veían en la función vespertina del cine Baby. Del jujú del doctor
Albertico Limonta con su prima Isabel Cristina, De Angeles de la Calle, La
Bodega de la Esquina, El Bachiller y Bartolo, Se Necesita una Amiga, La Perfecta
Ama de Casa, Bambilandia. Disneylandia, Misterios de la Ciencia, Los Casos del
Inspector Nick, Un Paso al Más Allá, El Señor Fiscal, Boston Blakie, El Cisco
Kid, Camioneros, Patrulla de Caminos, Combate, Héroes sin Nombre, La Ley
del Revólver, Perry Mason, Kojak, El
Gran Chaparral, Bonanza, El Llanero Solitario, El Fugitivo, El Hombre
Invisible, El Hombre de la Cuerda Floja, El Gordo y el Flaco, Abott y Costello,
Lassie, Rin Tin Tin, Furia. De los payasos Uge y Juanito y Gaby, Fofó y Miliky, De la Lucha Libre de los domingos
por Televisa, y la sustancia que “El Dragón Chino” le echaba en los ojos al
“Enmascarado de Plata” con intenciones de despojarlo de la máscara,
De las aventuras de Tarzan, de Frijolito y Robustiana, de los Misterios del Castillo de las Tres
Torres, Cuando los Hombres son Bestias, y de Tamakún “El Vengador Errante” que
transmitían de lunes a viernes por Crono Radar, la Voz de la Patria y Radiodifusora Venezuela.
––Esos sí
que eran programas bonitos Isabel, no esa porquería de ahora y esa
basura que tiene que calase una porque no hay otra cosa que ver.
––A esta televisión el gobierno le va a
tené que echá un parao, porque lo único
que enseña es hilos dentales, tangas y pantaletas en horario infantil y
hasta en Semana Santa.
––Dígame esos programas juveniles ique
culturales Isabel, donde se ve que esos muchachos nunca pasaron por una escuela
o un liceo, porque son más tapaos que un bombillo, y más brutos que “Bicho
Bruto”. ¿Y que te parecen a ti aquellas canciones bonitas que cantaban Mario
Suárez, Héctor Cabrera y Pilar Torrealba con Los Torrealberos?.
––Que va mana, cantantes como esos no salen
más nunca. Recuerdo cuando los presentaban en el Chou de las 12 ó en
Güiken con las Estrellas. Los de ahora los fabrica la televisión y duran
menos que un peo en un chinchorro.
––Y que será de la vida del cantante aquel
que tenía un parche en el ojo como el periodista Gualter Martínez?. Que cantaba
una canción que decía:
“Viva el señor don Cristóbal
que viva la patria mía
y vivan las tres carabelas
La Pinta, La Niña y La Santa María”.
––¿Cómo es que se llamaba
––Raúl Limón, Raúl Toronja, una cosa así.
Ah, ya me acordé: Raúl Naranjo.
––Ese mismo chica ese mismo, más nunca se
supo de él, si no ha muerto debe estár viejito.
––Pero volviendo a Mario Suárez y Héctor
Cabrera, Isabel, recuerdo que cuando por el barrio corría el rumor de que una
muchacha había metido la pata, mi papá, cuando precisamente estaba de visita en
la casa la mamá de la niña, se atravesaba constantemente por la sala cantando a
todo gañote:
“Hay un rumor,
un rumor en la noche”
Bueno, la señora muy apenada por lo de su
hija se dió cuenta de aquellas indirectas y jamás portó por la casa, y hasta le
quitó el habla a mi mamá.
––Mira Antonieta, tú me perdonas vale, pero
Porfirio, tu papá, que en paz descanse,
era la más extraordinaria reencarnación
de la intemperancia. Yo recuerdo que todo le molestaba, todo le hedía,
discutía con cualquiera hasta por la más insignificante pendejada. Además,
andaba todo el tiempo con esa cara de perro bulldog. Con razón trabajaba en la
Seguridad Nacional.
––Me lo vas a decir a mí, que cuando
muchacha me prohibía salir sola y a tener novio. Que conocí El Silencio a los diecinueve años, y aprendí
a bailar Pasodobles a los veinticinco cuando ya era una tarajayota. Que cuando
me invitaban a una fiesta se me pegaba atrás como un chicle, y se ponía
fastidioso diciéndome: “Que sea la última vez que bailas bolero con el bachaco
aquel”. “No te quiero ver hablando con el negro Mandinga ese”. “Tú cómo que le
estas pelando el diente al bembón aquel?. “Ya esta bueno Antonieta,
ya te divertiste bastante, es tardísimo, son las nueve de la noche vámonos,
mira que al nudista lo vieron la semana pasada por el barrio.”. Y cuando Manuel, mi novio, todo chorreado se
presentó por la casa a pedir mi mano, casi que le da un yeyo por el berrinche
que armó por esa simple pendejada. Pero bueno, al fin y al cabo era mi papá.
¿Pero que me dices tú de los tipos aquellos que iban manejando una
camioneta por la
carretera y según dijeron se les apareció un platillo volador, y que uno
de ellos se agarró a golpes e hirió con un cuchillo a uno de los marcianos
peluos que los querían secuestrar, y que luego mandaron el cuchillo a los
Estados Unidos ique, para estudiarlo?.
––De eso más nunca se dijo nada Antonieta,
todo se quedó en veremos. Y hablando de esas cosas, de marcianos y platillos
voladores, ¿que crees tú de ese presunto viaje a la Luna de los americanos?.
––Mira Isabel, yo no sé tú, pero esta que
está aquí no se cala esa mentira, para mí que eso lo hicieron los gringos en un
desierto pelao para hacerle creer a una que ique estaban en la Luna.
––Estoy de acuerdo, lo que pasa es que esos
gringos como que creen que en este mundo que los únicos cultos e inteligentes
son ellos, y que el resto de la humanidad somos una partida de ignorantes que
vamos a creerle todas esas mentiras. Porque por más gasolina y comida que
lleven, antes de legar allá tiene que terminársele. ¿Y donde van a poner el
tanque full, u donde van a comprar comida si por allá arriba no hay bombas de
gasolina, ni restaurantes ni supermercados?. ¿No crees tú?.
––Así es Isabel, porque tú te pones a ver
que un simple viaje de Caracas a Ciudad Bolívar, o de Cumaná hasta San
Cristobal, si no se paran por lo menos tres veces, cuando llegue allá todos los
pasajeros y hasta el mismo chofer los encontrarían muertos de hambre.
––Pero mira Antonieta y cambiando de tema,
¿cómo te fue en la consulta? ¿Que te dijo el doctor?. ¿Que te recetó?
––preguntaba insistente la señora Isabel para retornar al presente y dejar
atrás el viejo y nostálgico pasado
––Bueno vale ponte cómoda, mejor no me pudo
haber ido–– respondió la señora Antonieta, y a continuación comenzó un casi
interminable relato, y la señora Isabel con cada respuesta a sus preguntas, no
salía de su asombro.
––Peeeeerro.
––¿Verdá chica?.
––Así es Isabel, así es.
––Antonieta, más rápido que inmediatamente
me das la dirección de ese doctor, cuando venga Jesús Antonio lo bajo de la
mula con los diez mil bolos de la consulta porque mañana mismo voy para allá.
Ese boche no lo pelo.
––Toma–– le dijo a su amiga Isabel,
entregándole una tarjetica. Se despidió de ella y salió con Yonaiker a la calle
a comprar los medicamentos recetados por el doctor para comenzar el tratamiento
recomendado.
Ya sola, la señora Isabel con la tarjetica
en sus manos, cómodamente sentada pudo conocer el nombre, especialidad, y la
dirección de aquel “eminente doctor”. Se interrumpió un momento para atender el
teléfono, y en la tarjetica aquella que había dejado sobre la mesa se podía
leer:
Se encuentra triste, solo, acongojado,
deprimido, melancólico, despechado?. ¿Su pareja lo abandonó?. ¿Lo botaron del
trabajo?. ¿No tiene dinero?. ¿Está pelando?. ¿Está ladrando?. ¿No encuentra
quien le preste?. ¿Tiene tiempo que no va al mercado?. ¿Desde cuando no se come
una chuleta de cochino o una rueda de pescado?. ¿No comió hallacas, ni bollos,
ni pan de jamón en las últimas navidades?. ¿Perdió el pent house, el chalet, el
apartamento, el terreno, la casa, el rancho?. ¿Vive en una pensión, en una casa
de vecindad o arrimado?. ¿Le embargaron el sueldo?. ¿Le cortaron la luz, el
teléfono, el agua, y el gas?. ¿Debe el pago del condominio?. ¿No tuvo
infancia?. ¿Lo busca la policía?. ¿Lo
llaman tierruo?. ¿Fuma mucho?. ¿Mastica chimó?. ¿Tiene mala bebida?. ¿Le
falta una pierna, un brazo?. ¿Es sordo ciego y mudo?. ¿Tiene cáncer, sida,
pulmonía, cardiopatía?. ¿Se murió?. ¿No soporta que le pasen a “Betty la Fea”
los sábados y los domingos?. ¿No ha aprendido a bailar Reggaetón?. ¿No tiene un perrito “Cri-Ca” que
le mueva la cola cuando llega a su casa?. ¿No tiene televisión por cable ni
Directivi?. ¿Cree que morirá pronto?. ¿Pierde en las loterías, en el Kino, en
el Super Cuatro, en en el Loto Quiz, en el Loto Fortuna, en los Raspaítos, en
los Caballos, en el Ludo, en el Ajedrez en las Damas Chinas, en el Bingo?. ¿Lo
arruinan en el Monopolio, y le ahorcan “La Cochina” en el Dominó?.
Todos estos y otros problemas tienen inmediata
solución con:
“Blacamán Zarathustra Viracocha, Doctor en
Ciencias Ocultas. Gran Maestro de La India. Del Tibet, del Himalaya, de Birongo, Curiepe, Sorte y
La Gran Sabana. Magíster en Brujería, Macumba, Magia Negra, Blanca,
Amarilla, Azul y Roja. Vudú Cartomancia, Cartografía, Caligrafía, Quiromancia,
Patamancia, Telequinesis, Telefonía, Reflexología, Astrología, Arqueología,
Mentirología, Embustería, Tracalería, Melancolía. Pasado, Presente y Futuro.
Cuénteme su vida y le adivino su pasado por medio del Tarot, Tabaco,
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enemigo si trae la foto en blanco y negro o a full color. No pierda esta
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