viernes, 10 de julio de 2015

LA PASARELA


A las siete de la mañana de un lunes cualquiera, la avenida se encontraba completamente congestionada de todo tipo de vehículos. Podíase observar autobuses, carros, camionetas, gandolas, camiones, busetas, motos, bicicletas y hasta una que otra patineta. El cornetéo era ensordecedor. Muchos de aquellos vehículos se habían recalentado y permanecían accidentados en medio de la vía con el capó abierto como caimán en boca e caño, mientras que sus conductores se recostaban de un árbol o se sentaban en la isla esperando impacientes poder continuar la marcha. Las aceras eran tomadas por algunos motociclistas que presurosos se abrían paso por entre la marejada de peatones que ante el nerviosismo o temor de llegar retardados a sus labores a comienzo de semana habían optado por abandonar el transporte donde viajaban para continuar a pie el resto del trayecto que los separaba de su lugar de trabajo. Todo aquel caos era aprovechado por gran cantidad de vendedores ambulantes, que atravesados en la vía, ofrecían a peatones y conductores la más variada mercancía: papita, maní, tostón, pistacho, malta, agua mineral, esterillas, plumeros, sombrillas, bacinillas, gorras de Caracas y Magallanes, pañitos de cocina, café, empanadas, pastelitos y trocitos de mango verde aderezados con vinagre, Product From Colombia, en bolsitas plásticas. El cornetéo se hacía más prolongado y ensordecedor cada vez que las luces de los semáforos cambiaban de rojo a verde. Aquello era como una Romería Blanca. Un Pabellón Verde. Una marcha del gobierno o de la oposición. La Procesión del Santo Sepulcro un jueves Santo por la calle real del Prado de María presidida por el padre Maguregui. El cierre de campaña de un candidato presidencial, o un mercado libre un 23 de diciembre.

––¿Epa, vale, que pasa?. ¿Un choque?–– preguntaban algunos conductores a otros que se desplazaban por la vía contraria.

––Parece que una gandola se volcó y hay como ocho muertos.

––Un rayo le cayó a la Ceiba de San Francisco y está atravesada en la vía.

––Creo que es un incendio en el cuartel de bomberos.

––Es la policía que mató a dos choros que estaban atracando un banco.

––Pa mí, que es un peo de estudiantes porque falta poco pa la Semana Santa.

––Yo creo que son unos carajos pidiendo rial pa quemá a Judas.

––¿Porqué no te llegas hasta allá y lo averiguas?

––Seguro que es el muergano alcalde o el gobernador inaugurando una plaza pa dasela después a los buhoneros pa que voten por él.

––Son unos viejitos arrechos porque el Seguro no les han pagado la Pensión.

––Parece que es un desfile de carajitos porque hoy se celebra el Día del Árbol–– gritó por último un motorizado.

––¿De cuál árbol mi amor? porque hay tantos... ––le preguntó burlonamente una señora elegantemente vestida que conducía una Vagonier.

––Del Cují y la Sábila que tiene tu mamá en los sobacos, pajúa–– respondió el motorizado, que haciendo un caballito con la moto se alejó velozmente.

Fueron aquellas algunas de las respuestas que recibía todo aquel que preguntaba. Mas ninguna era cierta, la cosa era otra cosa.

––Coño pana, seguro que hoy me botan porque el jueves llegué a un cuarto pa las nueve, y el viernes no fui a trabajá por la culda que me tomé, ya son más de las siete y media y me falta que jode pa llegá–– decíale un muchacho a otro que caminaba presuroso a su lado sorteando vehículos y peatones.

––Yo si estoy jodío mano–– respondió este ––porque hoy es mi primer día de trabajo, y tengo una entrevista con el gerente a un cuarto pa la socho.

––Noo, ustedes son un pal de chigüires, yo no tengo ese problema, yo trabajo en el Concejo Municipal, y en esa vaina uno llega a la hora que quiera, además, el novio de mi mamá es el Secretario del Sindicato–– dijo otro muchacho que marchaba detrás portando un morral en la espalda y adornándose con un arito la oreja derecha.

––Coño convive, tú si que estás resuelto–– dijo el primero y apuró el paso.

En ese momento y por el lado contrario de la avenida, raudo y veloz contraviniendo el flechado, se desplazaba vehículo con tres personas en su interior. Enorme logotipo y llamativas letras identificaban la empresa a la cual pertenecía. “No-T-Ven-Canal 13”.

Pues bien, en aquel vehículo que se desplazaba a millón como carro de malandro huyendo de la policía, decíale una muchacha al conductor:

––Coño Guaramato, dale más chola a esta vaina para ver si llegamos antes que esos metíos de “Bobovisión”.

––¿Qué crees tú, Lucero que esté pasando?–– preguntó el pasajero que viajaba en el asiento de atrás sosteniendo sobre sus piernas una enorme cámara de televisión.

––Sabrá Pepe–– respondió la muchacha.

Dos cuadras más adelante se oyó de pronto se oyó el estridente pitazo de un Vigilante de Tránsito atravesado en la vía que le hacía señas al conductor para que detuviera la marcha

––Coño que vaina Lucero nos jodimos–– dijo Peñalosa, el camarógrafo.

––Buenos días ciudadanos–– saludó cortésmente el Vigilante pelando por la boletera y un bolígrafo para hacer cumplir la Ley de Tránsito Terrestre.

––Pero señor, ¿porqué nos detiene?. Usted es bruto, tapao o no sabe leer.

No ve que somos periodistas de un canal de televisión que vamos a cumplir con nuestro trabajo–– dijo Lucero casi gritando.

––Es que ustedes vienen a exceso de velocidad y contraviniendo el flechado, así que éste vehículo está detenido, muéstreme sus papeles por favor.

––Los papeles que le voy a mostrar son estos–– respondió la muchacha, enseñándole al Vigilante una servilleta manchada de lápiz labial, una factura de una bomba de gasolina y un rollo de papel higiénico a medio consumir.

––Señorita, usted le está faltando el respeto a la autoridad–– dijo el vigilante.

––Pero bueno vale‑‑ ¿tú no te das cuenta que estás coartando la libertad de información? ‑‑ dijo Peñalosa sacando la cabeza por la ventanilla.

––No ciudadano, lo que pasa es que ustedes son unos abusadores, y a cuenta de periodistas quieren hacer lo que les da la gana.

––“No joda, ese carajo lo que está es buscando rial” ––murmuró Guaramato.

––Bueno vale, ponnos la boleta, remólcanos el carro, llévanos presos o haz lo que te dé la gana. Pero te advierto, que de acuerdo con los artículos 37 al 4l, numerales 3º, 4º, y 5º, Parágrafo II, del Capítulo 8º de la Constitución Nacional. Del Código Penal, del Código de Enjuiciamiento Criminal, y de la Biblia que se refieren a la libertad de tránsito de todos los ciudadanos, y de la libertad de información, tú no nos puede detener, ni de chiripa, ni de vaina, ni porque te da tu gana. Además, te podemos denunciar ante la Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía, la Organización de Estados Americanos, la Organización de las Naciones Unidas, la Sociedad Interamericana de Prensa, la Sociedad Protectora de Animales, la C.I.A, el F.B.I, el Servicio Secreto de Gran Bretaña, la Surete, la Guardia Civil española, los Yankees de Nueva York y el Tribunal Internacional de los Derechos Humanos por querer impedirnos nuestro trabajo de Comunicadores Sociales–– gritó Lucero.

El vigilante se chorreó, asumió una actitud más sumisa y respondió:

––Okey ciudadanos okey, pueden continuar, pero vayan con cuidado y que tengan un buen día.

El vehículo se puso de nuevo en movimiento sin mayores contratiempos.

––Coño Lucero, ¿cómo es esa vaina de los artículos tales, numerales equis, parágrafos cuales y capítulos no se que, de la Constitución Nacional, del Código Penal, de la Biblia y de ese viaje de organizaciones, tú como que te sabes esa vaina de memoria?–– le preguntó Peñalosa.

––No hombre guón, esa vaina se la inventé a ese carajo pa asustalo... Púyalo Guaramato.

––Coño chama, usté sí que es apretá–– respondió Peñalosa riendo.

Minutos más tarde llegaron los tres al lugar de los acontecimientos en pleno desarrollo. Velozmente bajó Lucero del vehículo con un micrófono en sus manos parecido a una barquilla de chocolate con lluvia de maní.

Detrás, con la cámara sobre su hombre derecho, corría Peñalosa, Guaramato se quedó en el vehículo ojeando una revista pornográfica.

Se abrieron paso ambos reporteros por entre la muchedumbre, y observaron a un hombre como de 40 años, que con un megáfono en la boca, y montado sobre un pipote se dirigía a aquel gentío que le daba vivas y lo aplaudía.

––Ah, parece que se trata de una protesta, una manifestación–– le gritó Peñalosa a Lucero que corría en dirección al hombre del megáfono.

––Señor, señor, nosotros somos periodistas de “Noteven Canal 13”. ¿Nos podría informar a que se debe esta manifestación?.

Al escuchar “Noteven” y ver cámara y micrófono, los que estaban más retirados se fueron acercando hasta rodear a los reporteros. Una señora de prominente barriga, como de 45 años, medio peinada y medio despeinada, vistiendo un ajustado pantalón de licra hasta las rodillas, calzando unas cholas de hule y una franela sin mangas, (la mugre se le podía observar en los talones de los pies, y los pelos de los sobacos eran fácilmente visibles a cien metros de distancia) sudando como un panadero, y mostrando solamente dos enormes colmillos como El Conde Drácula, empujaba insistentemente a dos carajitos como de 8 y 10 años diciéndoles en alta voz:

––Maiquel, Yunior, corran pa allá pa que salgan por la televisión.

El hombre levantó sus brazos pidiendo silencio al gentío, y respondió:

––Mire señorita pediorista, yo me llamo Jesús Cormenares Salazar, “Chuíto” me dicen mis amigos, tengo 43 años, y nací en Panpatar, Estado Nueva Esparta, o la isla de Margarita que es lo mismo, y donde cuando muchacho, er papá mío, ar que sus amigos llamaban pejcaito, y dueño de un falucho, me enseñó a pescá con tarraya y con anzuelo, pero no inporta adonde uno haiga nacío, sino adonde va a luchá, como dice er dicho...

––Pero, ¿cuál es el motivo de la protesta?–– lo interrumpió la muchacha al notar que lo que decía el hombre parecía más bien una mini autobiografía.

––Bueno–– lo que pasa, es que en mi condición de Presidente de la Ajunta de Vecinos der barrio “Er Mierdero” de esta pupulosa parroquia en la cuar he vivío desde hace más de treinta años, y respardao por toda la cumunidá, nos hemos visto en la impreciosa necesidá de trancá la avenida como medida de protesta pa que er suidadano gobernadol o er suidadano arcarde nos contruya urgentemente una pasarela en éste lugar. Las mujeres, los padres de familia y los muchachos cuando van y vienen der colegio, corren peligro de se atropellaos por argún automovil como me ha pasao a mí. Toy viviendo de milagro, de chiripa. Hace un mes murió una comae mía, la señora Prudencia Corredol cuando un camión de la Peisicola que venía to esmachetao se la llevó por adelante. La semana pasá tanbién otros dos vecinos fueron arrollaos, uno por una carroza fúnebre y otro por una patrulla de Tránsito. Er primero murió ar día siguiente, y el otro todavía se encuentra en er Perifélico de Catia con argunas costillas reventadas. Por lo tanto, nosotros lo que le pedimos tanto ar suidadano gobernadol y ar suidadano arcarde, es que nos contruyan con urgencia esa pasarela para evitá que continúen esos arcidentes que han enlutao el hogar de argunos cunpatriotas. Y no nos vamos a retirá de aquí hasta que las autoridades cunpetentes se conprometan a contruí esa pasarela que es de vitar inportancia para todos los humirdes habitantes der barrio.

––Okey señor Jesús, todo eso que usted me ha dicho, lo va a repetir cuando yo le diga ante esa cámara de televisión que tiene mi compañero. ¿Está bien?.

––Ta bien–– respondió el señor Jesús.

––¿Listo Peña?–– preguntó la muchacha arreglándose los cabellos y mirándose en un espejito.

––Listo Lucero.

––Okey, entonces vamos a darle pués.

Seguidamente Lucero, micrófono en mano a veinte centímetros de su boca, de frente a la cámara, comenzó por decir:

––Estamos en este momento transmitiendo en vivo y en directo desde la esquina de Cola e Caimán, en la avenida La Cuna, donde como se puede observar se lleva a cabo una multitudinaria manifestación por parte de los residentes del barrio “El Suciero...”

––“El Mierdeeeero” –– corrigieron a gritos algunos vecinos.

––Bueno, lo cierto del caso–– continuó Lucero un poco apenada–– es que los residentes de esta barriada, ante la desidia e indiferencia e irresponsabilidad, como así lo han manifestado, de las autoridades municipales, que nada han hecho por construir aquí una pasarela, se han visto obligados a trancar la avenida con todo tipo de objetos lo cual ha producido un fuerte congestionamiento del tránsito automotor con la consecuente molestia de miles de personas que en sus propios vehículos y en transportes públicos se dirigen a sus ocupaciones habituales. Nos refirió el señor Jesús Colmenares, Presidente de la Asociación de Vecinos del barrio, que ya pasa de veinte el número de personas arrolladas por los vehículos que se desplazan a altas velocidades con el lamentable saldo hasta ahora de tres fallecidas. A continuación el señor Jesús Colmenares quiere dejar constancia expresa de su denuncia, la cual espera sea tomada en cuenta por las autoridades competentes. Adelante señor Jesús.

Poco después, el señor Jesús explicó con lujo de detalles los motivos de aquella protesta que presidía, ante la cámara de televisión de Peñalosa, quien se veía obligado a cambiar de posición cuando aquellos carajitos Maiquel y Yunior azuzados por su mamá, se interponían ante él, y el señor Jesús.––Coño, que carajitos más feos y fastidiosos–– decía para sus adentros. Concluido el reportaje, se despidió la muchacha con un:

––Directamente, desde la esquina de Cola e Caiman, en la Avenida La Cuna reportó para ustedes Lucero Matinal. “Noteven”. Adelante Estudios.

Ya se retiraba Lucero cuando la mamá de los muchachos se le empató atrás para preguntarle:

––Mira m’ija ¿a que hora van a pasá eso por televisión?.

Lucero la miró como gallina que mira sal, se tapó la nariz y le respondió:

––En el noticiero del mediodía.

La señora entonces, rebosante de alegría, dirigiéndose a otra le dijo:

––Ay comadre Julia, tan bellos que se veían el Maiquel y el Yunior, parecían galanes, voy a grabá el noticiero en el “Viachese” pa guardalo de recuerdo.

Pero Lucero, antes de retirarse quiso satisfacer una curiosidad, y fuera de cámara se dirigió de nuevo al señor Jesús preguntándole:

––Señor Jesús, ¿porqué toditos los orientales hablan con la “R”, y en vez de decir alcalde, vital o humildes, dicen arcarde, vitar y humirdes?.

El señor Jesús se le quedó mirando como ofendido y le respondió muy serio:

––Toditos no señorita, toditos no, argunos.

Veinticuatro horas después la protesta dio los resultados deseados, y se comenzó la construcción de tan importante obra. Se trabajó en ella día y noche, sábados, domingos y días feriados. Y a las tres semanas, luego de concluida, se llevó a cabo su fastuosa inauguración. Una enorme fotografía a full color del señor Jesús colgaba de extremo a extremo. Y en una pancarta de grandes letras podíase leer: “Gracias a ti”. Y más abajo: “Vota por mí”, “Jesús Colmenares Salazar, próximo Gobernador”.

A tan magno evento asistieron el Presidente de la República, quien dio un breve discurso de dos horas y treinta y ocho minutos, el Presidente del CNE, el Gobernador, el Alcalde, el Ministro de la Defensa, el Cardenal, la señorita Sinforosa Chacón Cazorla, la venezolana recién electa Miss Universo y los embajadores de Egipto, Etiopía, Somalia, Kenia, Camerún y Senegal. El gran ausente fue Su Santidad el Papa Hugo I, por encontrarse en el Batimovil, quiero decir, en el Vaticano en la misa de diez. Aquel espectáculo que fue transmitido en cadena nacional por radio y televisión fue amenizado por el grupo Mechudo, la orquesta Soy Serrín, Sando y Papi, y Fernando y Valentino. Hubo magos, payasos, títeres, malabaristas, carreras de sacos, cochino y palo ensebao. Se voló papagayo y cometas. Se jugó Policía y Ladrón, Gárgaro, trompo, metras, yoyo, Bolas Criollas y Béisbol con Poco después, el señor Jesús explicó con lujo de detalles los motivos de aquella protesta que presidía, ante la cámara de televisión de Peñalosa, quien se veía obligado a cambiar de posición cuando aquellos carajitos Maiquel y Yunior azuzados por su mamá, se interponían ante él, y el señor Jesús.––Coño, que carajitos más feos y fastidiosos–– decía para sus adentros. Concluido el reportaje, se despidió la muchacha con un:

––Directamente, desde la esquina de Cola e Caiman, en la Avenida La Cuna reportó para ustedes Lucero Matinal. “Noteven”. Adelante Estudios.

Ya se retiraba Lucero cuando la mamá de los muchachos se le empató atrás para preguntarle:

––Mira m’ija ¿a que hora van a pasá eso por televisión?.

Lucero la miró como gallina que mira sal, se tapó la nariz y le respondió:

––En el noticiero del mediodía.

La señora entonces, rebosante de alegría, dirigiéndose a otra le dijo:

––Ay comadre Julia, tan bellos que se veían el Maiquel y el Yunior, parecían galanes, voy a grabá el noticiero en el “Viachese” pa guardalo de recuerdo.

Pero Lucero, antes de retirarse quiso satisfacer una curiosidad, y fuera de cámara se dirigió de nuevo al señor Jesús preguntándole:

––Señor Jesús, ¿porqué toditos los orientales hablan con la “R”, y en vez de decir alcalde, vital o humildes, dicen arcarde, vitar y humirdes?.

El señor Jesús se le quedó mirando como ofendido y le respondió muy serio:

––Toditos no señorita, toditos no, argunos.

Veinticuatro horas después la protesta dio los resultados deseados, y se

comenzó la construcción de tan importante obra. Se trabajó en ella día y noche, sábados, domingos y días feriados. Y a las tres semanas, luego de concluida, se llevó a cabo su fastuosa inauguración. Una enorme fotografía a full color del señor Jesús colgaba de extremo a extremo. Y en una pancarta de grandes letras podíase leer: “Gracias a ti”. Y más abajo: “Vota por mí”, “Jesús Colmenares Salazar, próximo Gobernador”.

A tan magno evento asistieron el Presidente de la República, quien dio un breve discurso de dos horas y treinta y ocho minutos, el Presidente del CNE, el Gobernador, el Alcalde, el Ministro de la Defensa, el Cardenal, la señorita Sinforosa Chacón Cazorla, la venezolana recién electa Miss Universo y los embajadores de Egipto, Etiopía, Somalia, Kenia, Camerún y Senegal. El gran ausente fue Su Santidad el Papa Hugo I, por encontrarse en el Batimovil, quiero decir, en el Vaticano en la misa de diez. Aquel espectáculo que fue transmitido en cadena nacional por radio y televisión fue amenizado por el grupo Mechudo, la orquesta Soy Serrín, Sando y Papi, y Fernando y Valentino. Hubo magos, payasos, títeres, malabaristas, carreras de sacos, cochino y palo ensebao. Se voló papagayo y cometas. Se jugó Policía y Ladrón, Gárgaro, trompo, metras, yoyo, Bolas Criollas y Béisbol con chapitas y pelotica de goma. Se bailó Joropo, Mambo, Salsa, Merengue, Rock, Tango, Tambor, Valses, Pasodobles, Twist, Rocanroll, Polkas, Samba, Cumbia, vallenato, música cañonera, Tamunangue y Chichamaya. Se tejió y destejió El Sebucán. Corrió el whiski, el ron, el vino, la cerveza, ponche crema, tequila, además de anís, caña blanca, zamurito, fruta e burro, ruda, calentaíto, cocuy, berro, miche, guarapita y rompe colchón, comprados en la taguara del “Médico Asesino”, por allá, por los lados de Catia. A los estudiantes le dieron el día libre (y los maestros arrechísimos al ver cercenado su derecho a la instrucción) para que participaran en el acto, y uniformados, en correcta formación en posición de Firmes como cadetes de la Escuela Militar, con melodiosa voz entonaron Canto a Caracas, Alma Llanera, el Himno de las Américas, el del Árbol, el de la Alegría y el Himno Nacional:

“Gloria agarró al sueeeegro

por el pescuezoóooo.

la piedra sacando

le estaba el viejoooo”

Todo aquel gentío se atragantó después con un suculento cruzao, mondongo, paloapique, hervido de gallina y de pescao salao. Niños, jóvenes y viejos se llenaron las tripas de tizana, culei, raspaos, guarapo de papelón con limón, chupis, chicha andina, ajonjolí, ponche, carato de acupe, golfiaos con queso, empanadas, hallaquitas de chicharrón, pastelitos, conservas y besitos de coco, suspiros, melcocha, gelatina, majarete, quesillo, bienmesabe, cabello de ángel, jalea de mango y torta burrera. Pero como todo tiene su final, a las siete de la noche concluyó aquella merienda de negros. ¡Consummatun Est!. El espectáculo llegó a su fin y también la comedera y bebedera de caña Después cada quien se fue como pudo por donde mismo había venido.

Un borrachito con la cabeza y el estómago repletos de aguardiente que subía las escaleras del alto cerro donde vivía, le decía con la lengua enredada a su compañero al que se mantenía abrazado, y que también, a duras penas se podía mantener de pie: ––Mirrre compadrrre, mañana mismo usté y yo comenzamos a prrrrrotestá pa que contrrrruyan dos pasarrrelas más.

––Cuente conmigo compa, cuente conmigo, porrrrque pueblo unido jamás serrrrá vencido. Viva el Generral Gómez, y Marcos Pérrez Jiménez carrajo.

A un mismo tiempo, de un equipo de sonido salía la voz de Alí Primera:

“Se acercán las elecciones.

otra vez, otra vez.

Si gana la misma gente,

tamós jodío otra vez”.

Veinte días más tarde, tres carajitas, malucas ellas, Láquesis, Atropos y Cloto, conocidas como Moiras o Parcas, que desde una semana después de la inauguración de aquella pasarela venían supervisando al señor Jesús, lo entromparon una oscura, fea y tormentosa noche diciéndole:

––Vente con nosotras papi.

––Pa donde me van a llevá niñas ¿pa una discoteca?.

––Sí papi, pa “La Cueva de la Pelona” pa que participes en una marcha.

––¿De los escuálidos, o de los chavistas?.

––No papi, de La Marcha Fúnebre.

La comunidad no salía de su asombro.

––¿Cómo es posible Dios mío que ese pobre hombre haiga muerto?

––Tanto choro que hay por aquí y ninguno se muere, pero el señor Jesús sí.

––Vamos a mandale hacé una estuatua y la ponemos a la entrada del barrio.

Eran algunos de los comentarios que hacían los vecinos por tan irreparable pérdida de aquel incansable luchador social. Y al siguiente fue sepultado el señor Jesús, padre de aquella criatura de concreto y acero que por los siglos de los siglos llevaría su nombre.

Alguien que hojeaba un periódico ubicó en una página la nota luctuosa, y leyó para sí mismo: “La comunidad del barrio “El Mierdero”, cumple con el penoso deber de participar la sensible muerte del fallecimiento del señor Jesús Colmenares Salazar, quien fuera incansable luchador por el bienestar de ésta comunidad. Sus restos serán velados en la funeraria “Lucy Fer”, y su sepelio tendrá lugar en el Cementerio General del Sur a las tres de la tarde del día de hoy. Paz a sus restos. Es decir, a lo poquito que quedó de él”.

El lector pasó a las páginas de Sucesos que eran casi todas las demás y leyó primero un pequeño titular, y luego la noticia en detalles, la cual decía:

“Arrollado en la avenida La Cuna, falleció de manera instantánea un ciudadano identificado como Jesús Colmenares Salazar, de 43 años, natural de Pampatar Estado Nueva Esparta. El suceso ocurrió a las siete de la noche del día de ayer cuando el infortunado hombre de forma imprudente trató de cruzar la vía sin percatarse de la presencia del vehículo placa MBR-200. Debido al fuerte impacto el señor Colmenares fue arrojado a varios metros falleciendo bajo la recientemente inaugurada pasarela de la mencionada avenida, que dicho sea de paso, no es utilizada por los vecinos del sector encontrándose totalmente abandonada y convertida en un vertedero de basura, y animales en estado de descomposición que ponen en riesgo la salud de los habitantes del barrio”.

1.998

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